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Noticias mensuales: abril 2019

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Cuando la nave se hunde…

naufragio
de pronto, escribió Leonardo Da Vinci, ya no hay a bordo ricos o pobres, jóvenes o ancianos, blancos o negros… sólo pasajeros afanados, trabajando en común para sobrevivir, para evitar el naufragio.

Ese es el consejo que ahora deberíamos difundir por todos los medios para que los “pueblos” tomen conciencia de la situación en la que, por primera vez en la historia, se halla la humanidad. En efecto, desde hace unos años, han aparecido una serie de amenazas globales como procesos potencialmente irreversibles, que exigen que se las aborde y trate a tiempo, antes de que sea demasiado tarde.

El cambio climático es ya una realidad incontestable. El océano glacial Ártico ha desaparecido prácticamente y la Antártida empieza a agrietarse. No se ha logrado reducir los gases “con efecto invernadero”… y la habitabilidad de la Tierra se deteriora sin cesar. La puesta en práctica de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sabiamente adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en octubre de 2015 “para transformar el mundo”, no se llevan a cabo porque no cuentan con el respaldo efectivo de los grandes países… y los ciudadanos se hallan bajo la presión de un inmenso poder mediático que les aturde y les convierte en espectadores impasibles en lugar de actores responsables.

El neoliberalismo, capitaneado contra viento y marea por el Partido Republicano de los Estados Unidos, ha debilitado el Estado-Nación y ha sustituido el multilateralismo democrático de las Naciones Unidas por la gobernanza de unos grupos oligárquicos plutocráticos (G6, G7, G8, G20) que han conducido a la presente deriva, en la cual sólo cuenta el PIB, los intercambios mercantiles… y la discrecionalidad del Presidente Trump, al que nadie se atreve a enfrentarse.

Lo más preocupante es cómo germinan aquí y allá semillas de supremacismo, de racismo, de fanatismo, de dogmatismo… sin que nadie parezca acordarse de lo que sucedió en los año 1933 a 1939… Una gran mayoría de la ciudadanía se halla siguiendo aturdida y obsesionada a sus equipos de fútbol o atenta en exclusiva al pasado inmediato y al presente, con reivindicaciones que, fundamentadas con frecuencia en torpezas de los que han gobernado a uno y otro lado, tendrían cabida en situaciones de menor apremio, no se da cuenta de que ahora las generaciones jóvenes y venideras son las únicas que merecen atención para conseguir mantener el mundo a flote y asegurarles una vida en condiciones aceptables.

Aunque haya razones para soñar y procurar otros sistemas de gobernanza, aunque se estime que, por fin, se está cerca de convertirse en realidad lo que siempre se dijo que era imposible, lo único cierto es que ha llegado el momento de la unión de manos y voces y no de rupturas; el momento del multilateralismo eficiente y con autoridad a escala planetaria; el momento de la democracia genuina… porque, de otro modo, la zozobra será irremediable.

Que los medios de comunicación transmitan fidedignamente los datos sobre la sostenibilidad de la Tierra y alerten al mundo, sustrayéndose de las intencionadas noticias mercantiles y políticas que les incitan a lo contrario.

Que los grandes consorcios financieros se aperciban de la responsabilidad histórica que tienen, en situaciones sin retorno, de alentar y contribuir a la toma de conciencia y no a la confusión y la desmesura.

Que los pueblos –“Nosotros, los pueblos”, como tan lúcidamente se inicia la Carta de las Naciones Unidas- tomen en sus manos, ahora que ya saben lo que acontece y que pueden expresarse libremente, ahora que ya son hombre y mujer, las riendas del destino común.

La nave, por no haber prestado atención a las recomendaciones que se han formulado repetidamente en las últimas décadas, se está hundiendo. Es preciso y urgente que, como en el relato leonardino, reaccionemos todos, porque a todos nos concierne, para lograr mantener en toda su grandeza el misterio de la existencia humana. “Todo es posible,… pero ¿quién si no todos?”, nos advirtió Miquel Martí i Pol.

Repito una vez más, porque para mí su lectura fue determinante, los versos de José Ángel Valente en su poema “Sobre el tiempo presente”:
“Escribo desde un naufragio.
escribo sobre la latitud del dolor,
sobre lo que hemos destruido
ante todo en nosotros…
Escribo desde la noche,
desde el clamor del hambre y del trasmundo,
desde la mano que se cierra opaca,
…desde los niños infinitamente muertos,
…desde el árbol herido en sus raíces…
Pero escribo también desde la vida,
desde su grito poderoso
…desde la muchedumbre que padece…
Escribo, hermano mío, de un tiempo venidero”.

Inspirados por Leonardo Da Vinci, Miquel Martí i Pol y José Ángel Valente, depongamos cualquier actitud adversa al rápido restablecimiento de una adecuada y serena navegación. En los nuevos tiempos no será la razón de la fuerza la que prevalezca sino la fuerza de la razón, no las armas sino la palabra, no el gregarismo sino cada ser humano capaz de crear, de reflexionar y decidir por sí mismo.

Si logramos mantener el buque a flote, con todos los pasajeros, la humanidad podría inaugurar una nueva era.

Artículo publicado en El País, 6/02/19 por el miembro de la RIET- dentro de un extenso y prestigioso cv- Federico Mayor Zaragoza

Basta de silencio ante la maldad

juntos
Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los hombres buenos no hagan nada. La conocida cita de Edmund Burke se muestra más vigente que nunca y ya está bien de dejar avanzar a la maldad sin freno. La gente de bien tenemos que pasar a la acción y no callar más.
Día sí, día también, nos levantamos con tal cantidad de escándalos políticos que nos hemos anestesiado. Que la policía fabrique pruebas para destruir un adversario político y aquí no pase nada es de juzgado de guardia. A menos que el fiscal lo afine, claro.
Uno de los escándalos es de una magnitud tan enorme que ha conseguido que no hagamos mucho caso, a base de titulares endulzados y de repetirse cada día como una gota malaya y eso es muy, demasiado peligroso. Me refiero a la ofensiva para despojar a las mujeres de muchos derechos conseguidos a base de años de lucha.

¿Os habéis fijado que ahora que las mujeres alzan su voz para decir que ni una muerta más, ni una maltratada más, ni una violada más, ni una humillada más, brama una horda reaccionaria que las enviaría a todas, como se decía antes, “a la cocina y con la pata quebrada”?.
En la cocina, que quiere decir enclaustradas sólo en el ámbito doméstico, para cuidado del hogar, de la familia y evidentemente, del macho que lleva los pantalones. Y con la pata quebrada, con barra libre para molerla a palos si no se porta bien, como si fuera una bestia de carga.

Recientemente, la Comisión de la ONU sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer ya advirtió de los efectos nefastos de la reacción contra el feminismo y los avances en la igualdad de género.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, alertó: “Hay que decirlo como es. Alrededor del mundo hay un empuje contra los derechos de las mujeres”.
Una reacción, además “profunda” y “implacable”, empezando por un aumento de la violencia contra las mujeres y, sobre todo, las activistas y aquellas involucradas en política.

Pensemos solo en las estadísticas de mujeres asesinadas por hombres. Son escalofriantes. La violencia machista no es, como piensan algunos, propia de hombres emigrantes, pobres y / o con problemas de adicciones, sino que es transversal, afecta a toda la sociedad y es toda la sociedad quien debe decir, alto y claro, que ya basta.
Que ya está bien. Que los hombres buenos no podemos dejar avanzar ni un milímetro más esta maldad que ataca, con violencia y malicia extrema, a las mujeres. Que no podemos dejar avanzar ni un segundo más esta máquina del tiempo hacia pasados oscuros en el que algunos se empeñan en hacernos subir y retroceder más de 40 años atrás.
Cualquier gesto, por pequeño que sea, es mejor que quedarnos quietos y callados.
A Mare Terra Fundació Mediterrània seguimos visibilizando las mujeres y la lucha feminista a través de los Premios Ones Mediterrània, que este año cumplen su 25 aniversario.

Se otorgan diez Premios, seis personas y cuatro entidades y de las seis personas, cinco son mujeres. El único hombre reconocido, además, hacía equipo con una de las premiadas. También en las entidades, las mujeres son protagonistas.
Mientras la maldad quiere hacer retroceder las mujeres, nosotros queremos que avancen para avanzar, juntos, más lejos.

Ángel Juárez Almendros.
Presidente de la Red Internacional de Escritores por la Tierra
Presidente de Mare Terra Fundació Mediterrània

No son animales, son compañeros

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Ángel Juárez Almendros
Presidente de Mare Terra Fundación Mediterrània(RIET)
Presidente de la Red Internacional de Escritores por la Tierra

Voy a romper una lanza a favor de la sanidad pública para perros, gatos y demás bichitos que nos alegran la existencia. Según los datos de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC), en España existen más de 20 millones de mascotas (es decir, hay una en cuatro de cada diez hogares). Otro dato significativo es que el gasto anual por cada perro (incluyendo comida, veterinario, etc.) es de más de 800 euros de media, y el de cada gato es de más de 500 euros. Teniendo en cuenta cómo son los salarios en España, es un dispendio considerable.

Varias personas me han confesado que les gustaría tener una mascota pero no pueden permitírselo. Eso es una desgracia, porque los humanos necesitamos a los animales y ellos a nosotros. La vida es más satisfactoria cuando estás acompañado de palabras y afecto humano, pero también de maullidos o caricias perrunas. Ahora puede ser un buen momento para que el animalismo avance en España desde una perspectiva política. Así que aprovecho este espacio para proponer que se realice una prueba piloto y se implante un sistema de sanidad pública para las mascotas. El experimento podría empezar con un número determinado de animales (los que necesiten cuidados más urgentes) y a partir de aquí estudiar cuánto cuesta y si sería asumible aumentar la atención de manera progresiva.

Y llegamos a la gran pregunta: ¿qué hacemos para que no se enfaden aquellos que no tienen mascotas? Yo planteo dos escenarios. El primero es que las personas que tengan un animal de compañía paguen un impuesto o una tasa especial al estado y que el sistema sanitario se sufrague con estos fondos. Una segunda posibilidad es que en la declaración de la renta aparezca una casilla para que los contribuyentes que así lo deseen colaboren con esta causa (me da en la nariz, llamadme malpensado, que tendría más éxito que la de la Iglesia).
Es probable que un modelo de gestión sanitaria como el que tenemos los humanos no sea asumible, pero que nadie pueda reprocharnos no haberlo intentado. Sería algo muy positivo para ti y para mí, para tu perro y para el mío, para los peludos a los que tanto queremos, para las personas que están solas y necesitan un amigo, para aquellos que lloramos con la muerte de Platero, en definitiva, para todos los que tenemos un corazón que late.

Y en esta misma vibración, invito a reflexionar si no serán, más que animales, compañeros. Algunos imprescindibles, como los perros lazarillos. Entrenados, como los perros policía. Milagrosos, como los perros de rescate. Protectores, como los que defienden a mujeres maltratadas. Naturalmente necesarios, como los gatos que controlan a ratas y topillos.

Pero muchos otros animales son simplemente maravillosos solo por estar ahí. El perrucho feo que adora al anciano cascarrabias al que, si no fuera por él, no aguantaría nadie. El perro grandote que, con paciencia infinita, deja que los críos le tiren las orejas y se acurruquen en su panza peluda, casi tan tierna como la de Platero. Los gatos que ronronean felices y que son capaces de aliviar, según estudios clínicos, el estrés o incluso la depresión con ese sonido ronco, de pura satisfacción de vivir sin importar qué pasará después. Un sonido que proclama que solo importa el aquí y el ahora, que expresa la felicidad de un instante de vida y que aporta ese mismo instante de paz en un mundo escurridizo que cada vez ofrece menos asideros seguros dónde agarrarse.

Esos pequeños y peludos habitantes de la casa forman tan parte del hogar que, sin saberlo ni ellos ni nosotros, forman parte de los cimientos o quizás de la pared maestra o quizás del entramado de hierro que mantiene firme nuestra casa bajo los ladrillos.

Porque un mal día, ya no están y cae encima de nosotros un vacío tan pesado que nos falta el aire. Que ese día llegue, como nos llegará a todos, porque es la hora, puede soportarse. Pero duele escribir que algunos humanos deciden envenenarles a escondidas mientras nos siguen sonriendo y deseando buenos días. Estos son los auténticos animales, los que no saben de compañeros por muy humana que sea su especie.

Siguen los retos

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Hoy recordamos el decimosexto capítulo de Palabra de Ángel’, la serie de Youtube protagonizada por el presidente de Mare Terra Fundació Mediterrània, la Coordinadora d’Entitats de Tarragona y de la RIET, Ángel Juárez. En este episodio, el presidente analizaba los principales retos de la ciudad de Tarragona para el año 2019.

Podéis ver el capítulo de ‘Palabra de Ángel’ clicando este enlace.

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¿Acto fallido o desprecio a los pobres?

El día de su toma de posesión, Bolsonaro leyó un discurso en el balcón del Planalto.[1] La versión original del texto, distribuida previamente a los medios de comunicación, contenía la afirmación de que las inversiones en la educación podrían atenuar las diferencias entre ricos y pobres en Brasil.

Nuestro país es el noveno más desigual del mundo, y el primero en la América Latina. El año pasado, según Oxfam, el 1% más rico de la población se apropió de más del 25% de la renta nacional. Y la suma de las riquezas del 5% más rico era igual a la del 95% restante de la población.

Un 80% de los brasileños (165 millones de personas) sobrevivían con entradas inferiores a dos salarios mínimos al mes (1 996 reales).[2] Y el 0,1% de los más ricos concentraba en sus manos el 48% de la riqueza nacional. El 10% más rico se quedaba con el 74% de la riqueza nacional. Y el 50% de la población (104 millones de brasileños) se dividían el 3% de la riqueza del país. Añádase que Brasil es el país más violento del mundo. En 2017 ocurrieron 63 880 asesinatos. La causa principal de la violencia es la desigualdad social.

Esta es la versión del texto entregado a Bolsonaro: “Por primera vez, Brasil priorizará la educación primaria, que es la que realmente transforma el presente y el futuro de nuestros hijos y nietos, al disminuir la desigualdad social”.

Desde lo alto del balcón, Bolsonaro puso un punto después de la palabra “hijos”. Omitió la referencia a la reducción de la desigualdad social. Y al pronunciar su discurso ante el Congreso tampoco tocó el tema del combate a la pobreza.

Al preguntárseles, los asesores del presidente dijeron que había sido un lapso. “Debe habérselo saltado, porque habría sido bueno referirse a la desigualdad”, intentó explicar el general Augusto Heleno. “No es fácil leer un discurso así. De repente, las letras comienzan a confundirse…”, concluyó el militar.

Lo cierto es que Bolsonaro no traicionó su inclinación ideológica: sabe que la desigualdad social es real, pero considera que referirse a ella es una concesión al “marxismo cultural”. Porque hablar de desigualdad implica querer combatirla. Y para eso es necesario buscar sus causas. Son obvias: el sistema económico depredador que hace a los ricos cada vez más ricos y a los pobres cada vez más pobres.

En la apertura de Davos este año, Oxfam dio la noticia de que en 2018 los más ricos del mundo vieron aumentadas sus fortunas en 12%, mientras que la renta de los más pobres disminuyó 11%. Y la Cepal anunció que la miseria creció en la América Latina en los últimos años: en 2017 alcanzaba a 63 millones de personas, poco más del 10% de la población continental.

Ya que no se pretende reducir la desigualdad social, ni siquiera mediante el perfeccionamiento de la educación o el aumento de la oferta de empleo (tema también omitido por el presidente), hay que intentar disimularla. Para ello existen varios recursos ideológicos, ya que no hay milagro que haga desaparecer las favelas, los mendigos, los habitantes de la calle, los cuerpos tumbados en las aceras, en fin, los 100 millones de brasileños que sobreviven con menos de dos salarios mínimos mensuales.

El recurso más empleado para naturalizar la pobreza es el religioso. Las cosas son así porque Dios lo quiere. Pero quien vive conforme a los preceptos de la fe alcanza la prosperidad. Basta con trabajar duro, dejar de fumar y beber, limitar el número de hijos y, si es necesario, practicarse un aborto, como defiende Edir Macedo.

Lo importante de esa inclinación ideológica es aceptar que la riqueza es una bendición divina y que no se debe pretender reducirla mediante políticas que propicien la distribución de la renta. Y la pobreza es una señal de maldición…

El único problema es que no se conoce ningún pueblo que haya soportado la desigualdad por largo tiempo. Hay un momento en que los pobres reciben la ostentación de los ricos como una ofensa. Entonces descubren que son mayoría y que tienen en sus manos un poder que, hasta el día de hoy, ninguna fuerza bélica ha sido capaz de superar.

Notas:

[1] Palacio de gobierno brasileño, en Brasilia.
[2] En Brasil se suelen medir los ingresos salariales como múltiplos del salario mínimo.
Traducción de Esther Perez

BETTO

El miembro de la RIET Carlos Alberto Libânio Christo es más conocido como Frei Betto y como teólogo de la liberación. Ha escrito 60 libros de novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles. Muy activo en la vida política de los últimos 50 años, es Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra Este texto se publicó originalmente en Cuba Debate. Contra el terrorismo mediático