¿Qué es la vida? La de las personas, la soledad de ser los únicos seres vivos que sabemos que moriremos. Pero, justamente por eso, también somos dueños de nuestro tiempo, los únicos que podemos gestionarlo. El cómo lo gestionemos ya depende de cómo nos veamos a nosotros mismos, de nuestra fortaleza o nuestra debilidad, de nuestros complejos y de nuestros miedos o de nuestras alegrías.
A veces vivimos tanto que nos olvidamos de ser felices, que conviene recordar siempre que es la finalidad de todos los seres humanos. Vivimos en la perpetua contradicción de una realidad cada vez más escurridiza, unos recursos cada vez más precarios y la obligación de mostrarnos siempre jóvenes, activos, con sonrisas tan falsas como las de muchos candidatos a la presidencia del Gobierno.
La información, que debería guiarnos por esta selva, se ha convertido en una herramienta inútil por excesiva. Cada día recibimos un bombardeo de datos inasumible y, por si fuera poco, en una mezcla de lo verdadero con lo falso, lo importante con lo irrelevante, lo urgente con lo frívolo y, entre medio, que no falten los gatitos.
Ante este panorama, es fácil sentir ansiedad, angustia, miedo o estrés y nos hacen falta herramientas para domar estas sensaciones y recordarnos que la felicidad es nuestro fin último.
En este contexto, estoy muy feliz de la alianza que Mare Terra Fundació Mediterrània ha sellado con la delegación de Tarragona del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya (COPC) para difundir estas herramientas de salud mental y emocional que tanto nos hacen falta para vivir con más paz.
Tarragona tiene, además, otro foco de malestar personal en el que pensamos poco hasta que lo vemos en todo su esplendor. O mejor dicho, resplendor, el del cielo rojo o naranja por escapes o por incendios. Muchas personas, tras estos accidentes, me han contado que ahora sienten miedo o que están de los nervios por si pasa algún accidente grave. También aquí el COPC puede ayudarnos, y mucho, a convivir con nuestro paisaje industrial con respeto, pero sin miedo.
Así, me ilusiona muchísimo esta colaboración con el COPC porque está llena de posibilidades positivas para todos. Una de las primeras propuestas que tenemos en mente es la de ofrecer formación en nuestras instalaciones, en grupos reducidos, para saber identificar qué nos produce malestar personal y poder así abordarlo.
Es una satisfacción constatar que el COPC, en este sentido, es un colegio modélico por su actitud proactiva y abierta a la sociedad. Los profesionales de la psicología no se quedan quietos esperando, sino que salen a la calle a cumplir su cometido: recordarnos que debemos ser felices y ayudarnos a ello.
Ángel Juárez Almendros
Presidente
Mare Terra Fundació Mediterrània
Coordinadora d’Entitats de Tarragona
Red de Escritores por la Tierra