Hoy os recomendamos la lectura de este interesante artículo-entrevista que publica el diario ABC y que nos habla de la “Lune”, la fragata preferida del Rey Luis XIV, conocido como el Rey Sol, y que se hundió por sorpresa y en un tiempo record. El rey prohibió hablar nunca más del incidente pero ahora la leyenda vuelve a la luz. Os invitamos a leer un rato este fragmento de historia:
Esta es la historia de un viaje como los que soñó Julio Verne, pero que no nos lleva directos al futuro como, sino al pasado. Es un viaje a la «Lune», que era una de las más importantes fragatas de Luis XIV, el Rey Sol. Su naufragio es uno de los más impresionantes de la historia de Francia, sucedió en minutos, en noviembre de 1664. Murieron mil personas y uno de los escasos supervivientes lo describió «como si se hundiera una piedra».
El Rey Sol decretó que nunca se hablase de la tragedia y pronto fue olvidada… Hasta que en 1993 los arqueólogos franceses hallaron sus restos a unos 90 metros de profundidad, demasiado para bucear. El yacimiento está cerca de Toulon y ahora, gracias a la tecnología de la era espacial, el pecio de la «Lune» es objeto de uno de los proyectos más ambiciosos de la arqueología subacuática del siglo XXI en todo el mundo.
El director de ese proyecto es, Michel L’Hour, que el próximo miércoles contará en Madrid los detalles de su experiencia y el futuro inmediato de esta excavación sin precedentes. Será en las jornadas «La historia que aún debemos contar», que se celebran el 6 y el 7 de mayo en La Casa del Lector. Allí, distintos especialistas internacionales hablarán de algunos de los proyectos más interesantes de la arqueología subacuática que que hay hoy en el mundo.
Michel L’Hour conversa con ABC sobre este proyecto que ha sumado los esfuerzos de la agencia que dirige y una de las mejores empresas tecnológicas de Francia. El proyecto tiene carácter nacional pero relevancia internacional, y el apoyo financiero del Estado francés. A los equipos del Drassm (barcos de exploración y robots operados remotamente) se ha sumado la colaboración de las industrias tecnológicas francesas (como Dassault Systèmes) y también las culturales, puesto que el canal Arte está detrás de una película producida por Grand Angle sobre este proyecto. Todo un laboratorio de innovación en pleno mar abierto al que se ha sumado el 3D.
-¿Cómo decidieron comenzar un proyecto tan difícil como el de la “Lune”, a tanta profundidad?
La Lune es un banco de pruebas para la arqueología a gran profundidad
-Los arqueólogos franceses tienen una dilatada experiencia en pecios localizados a gran profundidad. Comenzamos a trabajar sobre yacimientos muy profundos desde el principio de los años ochenta del siglo pasado. En mi intervención en las jornadas de Madrid tengo la intención de presentar rápidamente la historia de esta larga marcha de los arqueólogos subacuáticos franceses hacia los naufragios de los abismos marinos. El pecio de la “Lune” se inscribe en este largo camino. La dificultad del yacimiento no es un problema, es más bien una ventaja, porque nosotros queremos abrir en sobre la “Lune” un laboratorio avanzado, un banco de pruebas para la arqueología a gran profundidad. Por eso es muy positivo que el sitio presente toda la complejidad posible. De esta manera la prueba será más realista
-¿Cómo lograron reunir la tecnología y la financiación necesaria?
-El DRASSM dispone de un navío de investigación y de un gran equipo de cuarenta arqueólogos, técnicos y marinos. Disponemos igualmente de nuestror propio robot [ROV, vehículo de control remoto, por sus siglas en inglés]. Además hemos suscrito alianzas con numerosas empresas industriales. Gracias a eso no fue difícil movilizar la tecnología precisa y el costo del sitio ha sido sufragado en gran parte con el presupuesto del DRASSM. El resto, eso sí, va a cuenta de la productora Grand Angle que está realizando el film sobre la “Lune”, que ha pagado los sobrecostes del proyecto
-¿Cuál será el papel de la tecnología en la arqueología del futuro?
Si la pregunta del arqueólogo está mal planteada la tecnología no podrá hacer nada por él
-La tecnología formó siempre parte integral de la investigación arqueológica subacuática, puesto que esta disciplina supone movilizar un barco, bucear, manejar robots, etc. El desarrollo de proyectos arqueológicos a gran profundidad acentuará necesariamente el uso que los arqueólogos harán de la tecnología. Pero la investigación seguirá dependiendo sobre todo de la competencia científica de los mismos arqueólogos. La tecnología permite acceder más fácilmente al pecio. Permite extraer más fácilmente la información del sitio pero siempre seguirá siendo guiada por el criterio y el análisis del arqueólogo. Porque la tecnología permite responder más fácilmente a las preguntas que plantea el arqueólogo, pero si la pregunta estuviera mal planteada o si el arqueólogo no supiera qué cuestión plantear, la tecnología no podría hacer nada por él.
-Díganos: ¿Cómo concibió el “dream team” para este proyecto?
-Es necesario que los equipos arqueológicos sean multidisciplinares. Se precisan tantas competencias distintas en el seno de un mismo equipo, arqueólogo, ceramólogo, dendrocronólogo, especialista en conservación y en restauración de objetos arqueológicos, dibujantes, fotógrafos, etcétera. Como este equipo va a convivir estrechamente en un barco, resulta imprescindible que sus miembros se lleven bien. El Dream Team es cuando logras reunir a un conjunto de excelentes profesionales y todos los especialistas trabajan en perfecta armonía. En el proyecto de la “Lune” la principal dificultad surgió porque el equipo está dividido en dos navíos: el “André Malraux” y el “Jasón”. A veces resultaba complicado reunirlos a todos para las sesiones de coordinación.
-Ya han explorado el pecio. ¿Cómo concibe la arqueología 3D y por qué es tan importante?
Ahora trabajamos en un robot que nos permita excavar como si tocásemos los objetos
-También a gran profundidad lo más importante para un arqueólogo es conservar la sensación de “toque”, así como controlar visualmente el sitio con el fin de trabajar con seguridad. La imagen en 3D otorga al arqueólogo una vista perfecta de los objetos que estudia. Actualmente estamos trabajando con la industria tecnológica y las grandes escuelas de ingeniería para poner a punto un robot dotado con equipos que permitirán devolver al arqueólogo la sensación de tocar los objetos.
-¿Y después? ¿Cuál será el objetivo principal?
-Hemos realizado hasta ahora dos campañas de análisis sobre el pecio de la “Lune”, en 2012 y 2013. Nuestro objetivo es programar en 2014 o 2015 una campaña de excavación real.
-¿Qué exigen las sociedades modernas que fueron potencias históricas del arqueólogo, según su opinón?
El patrimonio subacuático es una de la páginas mejor conservadas de la historia de la humanidad
-El patrimonio sumergido constituye una de las páginas mejor conservadas hoy en día de la historia de la humanidad. Los arqueólogos deben asegurar la protección de esta memoria tragada por el mar para las generaciones futuras. Y si se estudian algunos de estos pecios es importante que el trabajo realizado sea ejecutado de la manera más rigurosa para que no se pierda ni una sola porción de la información que guardan.
-¿Cuál es la responsabilidad del arqueólogo en esta nueva relación con los debates públicos de la historia?
-Los arqueólogos deben proporcionar informaciones perfectamente verificadas. Los medios suelen hacer soñar al público con el anuncio de tal o cual descubrimiento de tesoros submarinos o de naufragios “mágicos”. Atañe a los arqueólogos equilibrar estos anuncios espectaculares y de no ofrecer más que información que ellos puedan probar. Eso no impide hacer soñar al público pero debe prohibirse anunciar con fanfarria y publicidad informaciones especulativas.
-¿Cree que Europa debería coordinar su política con el PCH?
-Creo que Europa debería tener, en efecto, una actitud concertada sobre la política y las estrategias que deben adoptarse sobre el patrimonio sumergido. Por ahora, esta concertación se hace sobre todo en el seno de Unesco, sea en las reuniones de trabajo del Consejo científico y técnico, del que soy miembro, de la Convención Unesco de 2001 sobre la protección del patrimonio cultural subacuático, o sea en las reuniones de los estados signatarios de la convención.
-¿Por qué se hizo arqueólogo subacuático?
Ni un segundo me he arrepentido de elegir esta profesióin que me deslumbró con 16 años
-Desde niño me apasionaron el mar y la historia. Cuando me enteré de la existencia de la arqueología subacuática, cuando tenía 16 años, pensé que podría ser el tipo de trabajo que me encantaría hacer toda la vida. A los 18 comencé a participar en proyectos de excavación en tierra y también aprendí a bucear con el fin de participar en un proyecto de excavación submarina. A finales de los años setenta, por fin escribí al director del DRASSM (la institución que yo dirijo hoy) para participar en un proyecto de ese tipo. Mi candidatura fue aceptada y participé como estudiante y pasante en un sitio del Golfo de Fos-sur-Mer, cerca de Marsella. Entonces fue cuando supe que había encontrado verdaderamente el trabajo que quería hacer toda mi vida. Trabajé en muchos otros proyectos hasta que pudo ingresar en el DRASSM en 1982 finalmente, con motivo de la celebración de un concurso. Después de 32 años soy un arqueólogo subacuático profesional y me convertí en el director del DRASSM desde 2006. Jamás me he arrepentido ni por un momento de haber escogido esta profesión, aunque el trabajo de arqueólogo subacuático sea mucho más difícil de lo que imagina el gran público.
Hacer soñar a una sociedad, como leyendo a Verne, con un viaje de la Tierra que pisamos a la Luna, o a esta «Lune», cuya excavación es un viaje al pasado y también al futuro de la arqueología subacuática.