Daniel de Cullá, poeta y miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España y de la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET), nos envía un texto escrito durante los primeros días del conflicto en la franja de Gaza. ‘Gaza somos todos’ es su visión sobre un conflicto que se ha cobrado demasiadas vidas humanas. Desde la RIET, pedimos una vez más la paz en Gaza y en cualquier rincón de nuestro amado planeta.
‘Gaza somos todos’
Gaza somos todos, menos los criminales poderosos y ladrones asesinos que usan el ardid del terrorismo para alcanzar sus metas a costa de inocentes. La metralla es el agua para beber y matar su sed.
Qué panorama tan trágico. Lo que dice el crimen y el asesinato va a misa. En el Pentágono, en la ONU, en la Eurocamara, se cachondean ni fingiendo ver libre a Gaza de la sujeción y opresión y matanza por las armas de destrucción masiva made in USA. Todo por el petróleo. Todo por la invasión. No importan las muertes, habiendo carnaza, aunque sea de niños inocentes. Si son niños, cuantos más mejor, pues así se les caerá la baba de gusto como a los curas pedófilos entre fuegos, y no de artificio.
Preguntando qué día, qué tarde o noche hace en Gaza, responden: “Hace oscuro, y huele a niño asesinado y muerto”; mientras el gendarme global les dice a sus lacayos del crimen: Hacedle aire y dad metralla a Gaza, que no está cocida; esto es, avivad la lumbre de la guerra y aventad con metralla para que cueza el puchero. Dadle más y más, que aún no la tenéis bien sazonada ni satisfecha”. Y todos ríen. Y la Iglesia, todas las iglesias, también, rezando su embuste e hipocresía al servicio del criminal poderoso.
Y siempre la misma historia. Una historia de criminales soberanos y señores de la guerra. Una historia que nunca será juzgada por la historia, porque el trabajo histórico se compone por mitades de crímenes y guerras, y los historiadores se repiten como el chorizo, o los chorizos gubernamentales, y la morcilla. Ni flores. “El que pierde es el que muere”, recitan todos los que desean verse libres de sujeción y que los daños vayan a otros. La rapiña y el crimen son eterno soporte y armazón de naciones nacidas del crimen y para el crimen.
Los niños que los misiles israelíes echaron de bruces y pechos arrancados por la metralla para beber y matar su sed en la arena, si hay dios, que no lo hay, pues no es más que una farsa, claman por los ajuares de la paz que se revuelven y mudan. Amor y Libertad para Gaza.
Y dejaos, señores del crimen y de la guerra de crueles y divinas zarandajas.
Daniel de Cullá