Si hay un miembro de la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET) que no necesita presentación, ese es Ernesto Cardenal. En todo caso, por si hay algún despistado, os recordamos que este sacerdote revolucionario, escritor, poeta y escultor nicaragüense ha recibido múltiples galardones (como el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana o el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda) y ha estado nominado en más de una ocasión al Nobel de Literatura.
Sin embargo, más allá de estos premios y reconocimientos, Ernesto Cardenal destaca por su obra, su pensamiento y su forma de ver la vida. Como hacía tiempo que no publicábamos nada del también presidente honorífico de la RIET, os dejamos con uno de sus poemas más conocidos: ‘La mañanita’. Que lo disfrutéis tanto como nosotros.
‘La mañanita’
Hermano, amaneció. Mirá.
Ahora podemos ver ya el volcán Masaya
y su humo
saliendo del cráter, y la laguna, verde, de Masaya,
más allá la laguna de Apoyo, muy azul,
las Sierras, y serranías de color cielo
hasta la lejanía, la verdad es
que nuestra tierra es de color de cielo,
más lejos, ¿lo ves? el Pacífico,
casi puro cielo bajo el cielo, la verdad es
que estamos en el cielo y no lo sabemos,
mirá, del otro lado el lago de Managua y el Momotombo
junto al agua como
un triángulo de lago levantado o
una pirámide de cielo.
Todo esto desde antes estaba allí
pero una oscura noche lo cubría,
y no se veía. La noche de las tentaciones.
Cada uno tenía su tentación.
La tentación del falso amanecer que aún no podía ser.
El yacer en una cama en plena noche soñando que es el amanecer.
Ahora sí fue el amanecer, Pancho Nicaragua,
todo está iluminado
alrededor de este rancho.
La tierra y el agua. Lo podés ver.
Y en aquella casita oigo cantar:
“Qué alegre y fresca
la mañanita”.
Ernesto Cardenal