Dedicado a todas esos políticos que últimamente se les llena la boca con el mundo rural, la despoblación, etc… etc y además pueden prometer y prometen que ellos y ellas son la salvación de nuestros pueblos, eso sí, lo prometen desde sus despachos de ciudad o desde algun tenderete cerca de un parque, ese es el contacto directo que tienen con el medio rural.
De hecho en los pueblos se empeñan en hacer normas “urbanísticas” cuando tendrían que ser normas “ruralísticas”, tienen que oler a pueblo y no ser pequeñas ciudades para disfrute de fin de semana de unos pocos.
Los queremos llenos de vacas, de ovejas, de cabras y que huelan a lo que tiene que oler, no queremos que sean centros de interpretación, ni museos de lo que fue y dejamos morir. Quiero comer el queso de las ovejas de Fidel, disfrutar del rebaño de Mino y Ángel y sentir como los pueblos no se quedan huérfanos de paisanos y paisanas para ir a segar el prao grande, donde se juntan y se ayudan todos los vecinos, que sigan cuidando de los palomares, montes, pajares que ya casi se puede decir que están en extinción.
Quiero sentir la tierra en mis pies, la tierra que dentro de nada nos regalará sus tomates, sus pimientos, sus frutos porque antes la hemos cuidado y mimado como se merece, eso es lo que quiero, ya que nuestros campos tienen sed de utopía.
Por cierto…
La cultura se crea en los pueblos y se destruye en las ciudades
Miguel Delibes
Irma Basarte. Texto publicado inicialmente en el blog de la autora, Un mundo feliz