“El enemigo del hombre no son los microbios: es el hombre mismo,
el orgullo, los prejuicios, la estupidez, la arrogancia.
Contra eso no hay ninguna clase social inmunizada,
ni sistema que ofrezca una panacea.
Es necesario que todos, individualmente,
nos rebelemos contra una forma de vivir que no es nuestra.”
Henry Miller
El coloso de Marusi, 1940
(Jorge) ¿Sabes Cebaldo? La gente está bastante agotada. Si aun nosotros estamos así tras ¼ de año de cuarentena, sin que nos haya faltado un día un plato de comida, ¿Cómo estará tanta gente que ha perdido el trabajo, con hijos y con hambre, viviendo en espacios reducidos? Un amigo en común se queja de la desesperanza y se pregunta: “¿Por qué no mirar más a nuestras capacidades como pueblo organizado?”
Bajo la luz de la Luna – que siempre nos despierta – compartamos palabras de esperanza y de amor, al estilo de las que ha ido dejando a su paso por nuestro continente, Mulugeta Amaru Megersa, un ciudadano de Etiopía de 36 años. A “Mulget” lo entrevistaremos para Luna Llena, esperando contagiar su ánimo, su persistencia, su mensaje de no permitir que nada detenga los sueños.
Él inició en febrero 2019 una travesía de 30,000 km que lo llevará corriendo de Ushuaia, Argentina a la bahía Prudhoe, Alaska. Su equipaje es mínimo y va todo en un cochecito que empuja adornado con una bandera de la paz y otra del país que lo ve pasar. Va por la Panamericana; nunca usa avión ni automóvil ni bote.
¿Y por qué hace eso? Para llevar un mensaje que honre a las madres (“…ellas son lo esencial para construir un mundo mejor”), promueva la paz y la no-violencia, y pause la emigración forzada (“…porque si hubiera paz no habría violencia y la gente se quedaría ahí donde está, sin sufrir tanto tratando de emigrar”…)
¿Y sabes qué más compadre? Este ser humano llevaba dos meses y medio viviendo a la vuelta de mi casa sin yo saberlo. ¡Cosas del encierro! Tras caminar desde Puerto Obaldía por las selvas del Tapón del Darién, sale al reinicio de la Panamericana ya en Panamá y se sorprende de no ver casi gente: ahí se entera de que el mundo había entrado en pausa y cuarentena. Logra que le permitan seguir hasta ciudad de Panamá, mientras un mensaje por las redes recorre puertos del mundo y llega a Chris Kozak, biólogo polaco que hace su post-doctorado en Panamá. Chris responde y le brinda hospitalidad en su casa del poblado de Gamboa, mi barrio.
Moraleja (buena para tiempos de pandemia): No claudicar. Aunque no lo sepas siempre pueden haber personas notables – incluso valiosísimas – a la vuelta de tu casa.
¡Arranquemos compadre! Mándanos desde Portugal la primera pregunta para Mulget.
(Cebaldo) ¿Cómo fue tu mundo cuando niño?
Tuve la infancia más hermosa, en compañía de mis amigos y con completa libertad, allá en Adís Abeba, capital de mi país. Corriendo sin ropa en la lluvia, jugando futbol en una cancha llena de lodo, persiguiéndonos para intentar atraparnos, corriendo a través de lomas y ríos, escabulléndonos en campos de zanahorias y robándonos algunas, trepando con una soga como montañistas de verdad, bañándonos bajo una cascada… Corriendo rápido para no llegar tarde a clases y corriendo de vuelta más rápido aún esperando que nuestra mamá haya preparado un buen almuerzo; llevando una carga en mi cabeza hacia el mercado o regresando a casa caminando al lado de mi mamá, y así… Una infancia muy hermosa.
(Jorge) Si alguien tuviera un sueño comparable al tuyo de recorrer de extremo a extremo América ¿Qué le recomendarías?
En primer lugar, lo felicitaría por tener un sueño, cualquiera este sea. Una vez que un sueño aparece en la mente es señal natural de que es posible. Es decir, si no fuera posible no estaría en nuestra mente. Si no ignoramos este regalo de la naturaleza y no aplazamos una y otra vez nuestros sueños, encontraremos que, por naturaleza, estamos diseñados para llevar a cabo cualquier idea que aparece en nuestra mente.
Entonces, recomiendo a nuestros hermanos y hermanas que tienen una idea, un sueño positivo, que no esperen a que la situación sea perfecta: ¡Sal afuera y empieza a convertir tus ideas en acciones!… Una vez que empieces entenderás o descubrirás tus cualidades más fuertes. A eso yo lo defino así: “Natura siempre está ahí para apoyarnos.”
(Cebaldo) Has ido observando esa diversidad de gente, culturas, paisajes, que pueblan nuestro continente, fruto de muchos encuentros y desencuentros… ¿Qué te dice esa diversidad?
No sólo en América del sur sino en todas partes la diversidad cultural es – pienso – la belleza del Universo, la belleza mayor de nosotros. Por eso es que apreciamos tanto a la Tierra y a la vida. Conflictos y desacuerdos debido a la diversidad cultural son para mí señales de que todavía estamos en estado de metamorfosis hacia el aprendizaje y la valoración de otras culturas. Y de fusión con el Universo… Estamos inclinados a la búsqueda de lo nuevo, de algo diferente. Pienso que es así porque hemos sido hechos para acoplarnos con el proceso de aprender, y de entender la complejidad de la Tierra y de los mismos seres humanos.
(Jorge) Cuéntanos de momentos especiales, trascendentes, en tu ya largo recorrido…
He tenido bellas experiencias viajando en la Panamericana por montañas y desiertos de Suramérica. Hasta ahora tres momentos inolvidables, sublimes, han sucedido en Machu Picchu, uno, y otros dos en la soledad de los desiertos de Atacama y de la costa orte del Perú.
En un atardecer mientras recorría el desierto de Atacama, después de levantar mi carpa me recosté en la arena, mirando ya de noche la inmensidad de nuestra galaxia con su infinidad de estrellas que parecían estar muy cerca, casi encima mío. Estoy seguro que solo yo estaba en el ancho y calmo desierto, echado sobre mis espaldas por largas horas, hipnotizado por la galaxia… ¡Te digo que claramente me sentí “disuelto en el Universo”! …dejando atrás todo el cansancio y todo el dolor de mis músculos.
En Tacna [Departamento del Perú, frontera con Chile], tomé un desvío de la Panamericana y enrumbé hacia Cuzco. Cuando finalmente llegué a Machu Picchu – donde sabiendo de mis intenciones de viaje no me cobraron por entrar y me permitieron subir con mi cochecito – trepé al punto más alto posible. Me senté mirando abajo la zona arqueológica, las cadenas de montañas a los lados, los turistas caminando, los trabajadores limpiando el área y regando las plantas… Realmente fue un sentimiento muy vívido, muy fuerte. Visualizaba en mi ser cómo los antiguos incas realizaban sus actividades cotidianas en la ciudadela sagrada, cuán profunda era su conexión con la naturaleza, cuánto se respetaban y se querían uno al otro, qué fuerte era su armonía, cuánto podrían ellos y ellas enseñarnos con su profunda sabiduría… Me quedé sentado ahí por largas horas, con la mente desvanecida en los divinos restos de la ciudadela sagrada de Machu Picchu.
Al norte del Perú, entre Talara y Tumbes, la Panamericana corre por inmensos arenales vacíos. Como usual, antes del atardecer levanté mi carpa, alejado de la vía y muy cerca al mar. Me senté en la arena, apreciando el sol y su entorno que gradualmente cambiaba de dorado a purpura, en un impresionante crepúsculo acompañado por el sonido de las olas. Fíjate que quedé como una estatua, sentado horas de horas. Solo mi cuerpo estaba ahí: mi espíritu y mi conciencia estaban completamente absorbidos en lo que contemplaba. Después de unas horas volví en mí, ya con nuevas fuerzas. Había estado sentado sin ningún movimiento desde el atardecer hasta media noche.
(Cebaldo) ¿Qué mensaje tendrías para jóvenes y niños: la mayoría en nuestras comunidades, en nuestros países?
Mi mensaje es: por favor, no dejes que nada te distraiga de tu salud, ni de tus sueños y objetivos. Mientras más saludable seas, las ideas más lindas seguirán apareciendo en tu mente. Nunca dejes que hábitos negativos invadan tu mente y maten tus sueños más bellos.
Mis jóvenes hermanos y hermanas, por favor eviten esas modas caducas, esas adicciones a drogas, a alcohol o tabaco. Mas bien, practiquen deporte cada día: es el mejor amigo de nuestra salud y de nuestros sueños. Nunca dejes que ninguno de esos obstáculos te distraiga de la meta de llegar a ser una persona importante para el mundo. Crece saludable, mantente saludable y lleva tus sueños y objetivos desde el pensamiento a la acción.
(Jorge) ¿Qué pregunta no te han hecho antes y te gustaría recibir?
En cada país solicito visa para el país que sigue. Me gustaría que en la travesía me preguntasen más sobre cuántos desafíos y dificultades tuve y tendré que enfrentar en cada embajada y consulado, cuando tramito visa para poder seguir.
¡Buen viaje Mulget, hermano querido! ¡Te vamos a recordar por mucho tiempo!
Cebaldo Inawinapi y Jorge Ventocilla
Escritores y soñadores
Miembros de la Red Internacional de Escritores por la Tierra