Una antigua publicidad decía: “me tomo cinco minutos, me tomo un té”. Yo, minutos más minutos menos, me tomo un mate, que viene a ser lo mismo…lo mismo que desde hace siglos hacen los centenarios habitantes de Okinawa, Japón.
- IKIGAI, dicen ellos, es tener a mano “una razón para levantarse por la mañana”.
- Es no perder de vista “aquello que hace que valga la pena vivir y que tenga sentido”.
- Es tener la “satisfacción y alegría de vivir”.
Nuestros antepasados no lo tenían fácil, buenas e invisibles razones debían incentivarles para aguantar lo que aguantaron. Nosotros, con el Facebook lleno de amigos, lo tenemos más fácil. Pero ¡ojo!, no valen descuidos ni distracciones, cualquier planta que no riegues en tiempo y forma, se te muere antes que canta un gallo… palabra de bonsaísta.
Por eso, en este parto de una nueva “primatoño”, vivas donde vivas, quiero recomendarte andar con las antenas paradas, y todos los sentidos puestos en un objetivo: SER FELIZ. Son tantos los motivos que tenemos para ello, que no me daría el tiempo para recordártelo.
- Protesta popular en Moscú, Buenos Aires, Barcelona, Madrid, y medio mundo, ¿por qué?… Porque la gente quiere lo mismo que las ballenas y delfines que visitan nuestras costas: paz, alimento, agua pura, bienestar.
- Cuando los mares llegan a 30 grados, es normal que busquemos otras aguas. La emigración, el éxodo, son consecuencias naturales cuando hay inseguridad, injusticia, corrupción. Nadie quiere vivir en ambientes tóxicos.
Cultivar el Ikigai, es vivir más años, y es darle CALIDAD. Es aprender a disfrutar la policromía otoñal. Es beberse la primavera en cada brote, en cada gota de rocío. Sin apenarse, porque… no hay día sin noche, las horas de luz que perdemos por el norte, las empiezan a ganar mi querida gente del sur manteniendo en la memoria que… TODOS llevamos una primavera dentro.
Japón, Galicia, pueblos que saben de longevidad, porque han sabido alcanzar el virtuoso equilibrio entre trabajo y placer, salud y bienestar.
“Qué linda que era la vida en aquel viejo lugar, mi tata, mi mamá, amalhaya pa qué más…”
Jaime Correa Deulofeu
Artista mulitidisciplinar.
Miembro de la RIET