La losa de la ley no pesa igual para todos. ¡Qué no señores señorías!…no nos vengan con puñetas porque no somos todos iguales ante la ley, ¿acaso no tenéis suficientes casos para decirlo como sentencia? El tonto soy y el tanto tengo tienen diferentes entradas a los tribunales. No hace infanta irse muy lejos para acercarse a la injusticia. Cada pez cuesta menos ver los despropósitos que se muerden la cola generados por el poder de nuestro país.
La desencantada Casa Real ya no da ni para cuentos de tantas cuentas perdidas que su último infantado fantasma ha cosechado provocando su destierro y no así el de su infartada y des imputada amada. ¡A lo cohecho pecho!, ¡Vaya imputada! Y qué decir del ofendido y ultrajado tesorero Bárcenas, el día que cante el pájaro, la jaula volará por los aires generando la mayor bandada de bandidos jamás prevista aunque con alpiste, y al despiste, hasta la cotorra calla. ¡Qué no señores señorías!, que a los intocables cuando la justicia les roza lo justo, llega y alega el plumero y a las horas la hace polvo.
Llegará el día en el que la justa injusticia se abalanzará sobre la corrupción de tal manera que al joder se le quitarán las ganas de ser políticamente incorrecto. La ciudadanía queda insultada con tanto indulto encubierto y tanto cubierto de espalda. A este paso los imputados del progreso se sentarán en el banquillo tras escañarse ante la rebelión de las masas, ¡qué por cierto!, está en el horno…¡O no! Todo tiene su justa medida y esto ya pasa de escaño oscuro.