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Emociones que cumplen 25 años en un suspiro

Premis mans enlaire
Parece un suspiro, pero no. Ya han pasado 25 años desde los primeros Premis Ones Mediterrània y tenemos esta edición del cuarto de siglo prácticamente aquí. Será en el Teatro Metropol de Tarragona y – como marca nuestra tradición- el primer viernes del mes de junio, que este año cae en día 7. Han pasado, como decíamos, 25 años y ya peinamos canas, pero mantenemos la ilusión de estos Premis tan intacta como el primer día.
O mejor dicho, aún más fuerte y eso que, de facilidades, tenemos muy pocas. Créanme, reconocer las personas y las entidades que son valientes, honestas, y luchadoras a favor del medio ambiente, los derechos humanos y la justicia social es sencillamente maravilloso, pero, salvando todas las distancias, es prácticamente también tan heroico como ellas.
Compartir unas horas muy intensas con estas personas tan extraordinarias es un honor y también un privilegio. Muchas se juegan la vida, la libertad, el puesto de trabajo o su patrimonio para dejar a todos un mundo mejor.
Además de esta oportunidad impagable de compartir tiempo y espacio con estas personas, hemos tejido muchas complicidades y muchas alianzas, hemos hecho de embajadores de la ciudad de Tarragona y la hemos situada en el mapa internacional del activismo y del medio ambiente .
Lo que quizás nos gusta más, sin embargo, es que año tras año, los Premis Ones Mediterrània son nuestro pequeño grano de arena para que estas personas y entidades no se sientan solas, sino que sepan que su esfuerzo, su desgaste y sus sacrificios personales son inmensos.
Es por eso que los Premis son también un gran aplauso a su labor que, en muchos casos, desempeñan a miles de kilómetros de distancia. Nos gusta muchísimo que, entre todos, les hacemos llegar nuestro calor.
Y así han ido pasando los años.
Este año, como decíamos, celebraremos en el Teatre Metropol este cuarto de siglo con 250 premios otorgados, todos de una enorme grandeza humana sin haber conseguido que la ciudad de Tarragona haga tan suyos los Premis como los sentimos nosotros.
Nos preguntamos por qué son más conocidos en Latinoamérica que en las instituciones de Tarragona y la respuesta igual es este sentimiento perpetuo de inferioridad de los tarraconenses, este complejo que todos sus activos están cargados de defectos y no. En ningún caso debería ser así. Tarragona puede hacer grandes eventos internacionales como éste y debería estar orgullosa, no acomplejada.
La ciudad está llena de personas y entidades que trabajan duro, que se dejan la piel para hacerla mejor, que plantean proyectos innovadores, que son creativas, que tienen la ilusión de trabajar por el bien común, que aportan ideas, sensibilidad y energía y sobre todo, ganas de salir adelante.
Sin embargo, la inmensa mayoría de medios de comunicación públicos, pagados con el dinero de todos, no se dignan a dedicar ni treinta segundos a todas estas personas que lo merecen, sin duda, mucho más que un montón de informaciones que no son noticia en absoluto.
Pero este año celebramos 25 años y no es tiempo de refunfuñar, sino de celebrar. Será una gran fiesta, más llena de calor que nunca, tan a rebosar de buena gente como siempre. ¡Estaréis en nuestros corazones!

Ángel Juárez es presidente de Mare Terra Fundación Mediterrània y de la Red de Escritores por la Tierra

La artista Amparo Sánchez, mención especial de la RIET en los Premis Ones Mediterrània

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La cantante, compositora y productora Amparo Sánchez es una de las pioneras de la música de fusión en España, además de uno de los máximos exponentes del movimiento conocido como mestizaje musical. Fue el alma mater del mítico grupo Amparanoia, que editó ocho discos e hizo giras multitudinarias por España, Europa y América Latina, hasta que en 2008 inició su carrera en solitario. Es una las pocas artistas españolas que han sido reconocidas con el prestigoso World Music Award de la BBC, galardón que recogió en 2005 como mejor banda europea. Aunque todavía le queda mucha carrera por delante, a día de hoy ya se la puede considerar como un icono de la música española de las últimas décadas.
Pero más allá de su trayectoria artística, hay que poner en valor el nombre de Amparo Sánchez porque desde sus inicios ha estado muy involucrada en la defensa de los derechos humanos y muy comprometida con todo tipo de temas sociales. Siempre ha entendido la música como un medio para cambiar el mundo, y eso es algo que se ve reflejado en sus letras. De esta manera, Amparo Sánchez ha impulsado múltiples campañas solidarias y ha participado en muchas de ellas como colaboradora. Ha estado involucrada en proyectos contra el racismo, en defensa de la cultura solidaria y de ayuda para las mujeres víctimas de violencia sexual en África, entre muchas otras. El feminismo es otro de sus principales caballos de batalla, y por ello fue reconocida con un Premio Meridiana, otorgado por el Instituto Andaluz de la Mujer a personas que defienden la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres.
Otro de los puntos destacados de su carrera tuvo lugar en 2014, cuando publicó el libro ‘La niña y el lobo. Vivir para contarlo, una historia de violencia machista y superación’. En esta obra, Sánchez explica sin tapujos su experiencia real como víctima de malos tratos, que sufrió desde los 14 hasta los 24 años. ‘La niña y el lobo’ es mucho más que un testimonio real: es una historia de superación y esperanza, que consigue convencer a sus lectores de que es posible abandonar los miedos, la culpa o la vergüenza y romper con el maltratador. Que una artista famosa y con tanto éxito como ella reconociese que había sido víctima de la violengia de género ayudó a muchas mujeres anónimas que también han padecido el mismo drama a hacerse más fuertes y poner fin a su situación.
Se le otorga un Premi Ones por haberse convertido en un icono de la música española, por desarrollar una carrera artística en la que el feminismo, los valores humanitarios y la ecología siempre han tenido un gran protagonismo, y por utilizar su prestigio para impulsar campañas solidarias a favor de las personas más desfavorecidas.

Lengua contaminada

caribeEn el vasto y variado universo territorial de nuestra lengua, quizás el mejor ejemplo transcultural que podemos encontrar es el Caribe, islas y tierra firme, llamado con justicia el Mediterráneo de América; un espacio del cual no podemos separar a Mesoamérica.

Y porque es una cultura híbrida, cabe todo y nunca sobra nada, como en el suculento bucán que Alejo Carpentier recuerda en El siglo de las luces, cerdos salvajes cocinados sobre brasas, con los vientres abiertos rellenados de codornices, palomas torcaces gallinetas y demás volatería, “consustanciándose el sabor de la carne oscura y escueta con el de la carne clara y lardosa, en un bucán que fue Bucán de Bucanes”.

Una palabra, una entre miles, bucán, que los arawakos insertaron en el español de los conquistadores, de donde resultó bucanero, y que ya no nos preguntamos de dónde viene: de este territorio aborigen de portentos verbales.

Una primera fusión caribeña antes del encuentro con el náhuatl y el maya. Fernández de Oviedo, llama areitos, del taíno, a las fiestas ceremoniales de los aborígenes mesoamericanos.

La gran cocina de lenguas. Y esa mezcla bullente es europea, americana y africana: ni el Caribe, ni tampoco América, se explicarían sin esa presencia abigarrada y tumultuosa de los esclavos negros, y luego de los zambos y mulatos, que no pocas veces se oculta o se disfraza.

Toda América, tan lejana y cercana a la vez en sus distintos territorios, fue formando también su lengua por capas superpuestas. “No existe un estilo puro, porque no existen lenguas puras”, dice Vargas Llosa al hablar del Inca Garcilaso. Lo que existe, cuando hablamos del español, es una lengua contaminada.

En 1519, al llegar Cortés a la isla Cozumel, camino a las costas de Veracruz, recibe noticia, por medio del indio Melchor, “que ya sabía un poco de castellana”, según Bernal Diaz del Castillo, de dos españoles sobrevivientes de un naufragio ocurrido ocho años atrás, quienes ahora viven entre los mayas de Yucatán, el fraile Gerónimo de Aguilar y el soldado Gonzalo Guerrero.

Una vez rescatado, el fraile se fue con Cortés para servirle de traductor, y el soldado rechazó el viaje y se quedó con los mayas, amancebado ya y con tres hijos.

Melchor, el indígena, igual que Aguilar el español, son traductores. La persona que traducía o interpretaba, yendo y viniendo de un idioma a otro, recibía el nombre del instrumento del habla: lengua. Y también se le llamaba lenguaraz, que ahora aplicamos al deslenguado. Una de esas lenguaraces es Malinalli Tenépal, doña Marina, la Malinche, tan difamada en la historia, la esclava náhuatl regalada como tributo de guerra a Cortés. Debía su nombre, Tenépal, precisamente a que era “persona que tiene facilidad de palabra”. Conocía los diversos idiomas del sur de México, y era, por tanto, lengua de su pueblo. Y de traductora de Cortés pasó a traidora en la historia oficial.

Las lenguas indígenas mezclan sus aguas con el español y en medio de la turbulencia de la historia, sangre, violencia, imposición, vasallaje, terminan

enriqueciéndolo.

Y los esclavos africanos dejaron también las palabras. Sus lenguas, dispersas, desarraigadas, nunca tuvieron oportunidad de sobrevivencia; pero las americanas continúan muchas de ellas vivas, y conviven con el español, en unos casos a la par, como el guaraní en Paraguay, en otros de manera segregada, como en Guatemala, donde los mayas quiché representan el cuarenta por ciento de la población, pero las estructuras sociales siguen siendo tan feudales como en tiempos de la colonia.

El español fue la lengua adelantada de las cédulas reales y de los sermones, de los memoriales y de las crónicas, de las poblaciones y reducciones aborígenes, de los asentamientos de mulatos, de los peones en los reales de minas, en las haciendas de añil y cacao y en las plantaciones de caña de azúcar, y será la lengua de los criollos y sus proclamas de independencia. Una lengua necesariamente contaminada.

La lengua mestiza que encarna el Inca Garcilaso: mestizo “me lo llamo yo a boca llena” dice en sus Comentarios Reales. Y ese nuevo español suyo no podría existir sin el quechua, capaz de darle nuevas y distintas armonías.

Sor Juana, que es ella misma el barroco americano, mestiza en la lengua y criolla de nacimiento, conoce tanto el latín como el náhuatl, que insertaba en sus juguetes verbales, junto con giros zambos y mulatos, y abre así la lengua hacia la hondura revuelta de la ralea popular del virreinato.

Y la poesía de Darío, que descoyunta la lengua, es también el resultado de ese espíritu levantisco e inconforme que proviene de distintos nutrientes, una lengua que en su permanente rebeldía nunca es ya la misma de la generación anterior, en la literatura y en la vida, en los libros y en la calle.

Hoy sabe recibir del inglés, como supo recibir y asimilar los embates del árabe por siglos. Avanza por encima de los muros fronterizos hacia Estados Unidos, y se viste de términos en inglés, igual que en el río de la Plata se vistió con el italiano y otras lenguas inmigrantes. Un lunfardo del norte, y un lunfardo del sur. Pero no es agonía, sino novedad.

Transgredir es traspasar los límites. Traspasar es trascender. No habría Miguel Angel Asturias sin la imaginería maya en que amamanta su prosa, ni César Vallejo ni José María Arguedas sin los hondos subterráneos del quechua, ni Augusto Roa Bastos sin las dulces sonoridades del guaraní, ni Luis Pales Matos ni Nicolás Guillén sin el ritmo ardiente de los tambores africanos, ni García Márquez sin las voces revueltas del Caribe desbocado de los vallenatos y las cumbiambas.

Una lengua que va de un lado a otro, sin descanso, que toma lo que puede de donde puede, que vive del atrevimiento porque desprecia los límites. Una lengua viral que rompe fronteras de manera agresiva y nos identifica en su asombrosa multiplicidad. Una lengua de la que nos llenamos la boca, como el Inca Garcilaso.

Córdoba, Argentina, abril 2019
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Sergio Ramírez es miembro de la RIET

La RIET y Mediterrània condenan el acoso a la periodista Lydia Cacho

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En el libro “Los demonios del Edén”, publicado en 2005, la periodista Lydia Cacho denunció una trama de explotación sexual infantil tras una intensa investigación periodística. Publicar los hechos le costó una detención ilegal, torturas y amenazas de muerte, pero también consiguió que se investigara esta trama criminal. Durante todo este tiempo, la periodista continúa bajo amenazas de muerte y suele ir equipada con un chaleco antibalas en sus apariciones públicas.
Finalmente, un tribunal mexicano ordenó la detención, entre otros, del ex gobernador de Puebla, Mario Marín; del ex subsecretario de Seguridad Pública de Puebla, Hugo Adolfo Karam Beltrán y del empresario, José Kamel Nacif por las torturas que sufrió esta defensora de los derechos humanos.
Ahora, Cacho ha denunciado que han huido y responsabiliza la Fiscalía General de la República (FGR) porque que no activaron la alerta roja de la Interpol.
“15 años tras la red internacional de protectoras y tratantes de niñas y niños de entre 2 y 15 años. Ahora Tenemos ordenes de captura. A encontrarlos y que los tribunales Hagan super trabajo. # NoMásPornografíaInfantil # NoMásTortura, ha denunciado la activista a su perfil de Twitter
Mare Terra Fundació Mediterrània y la Red Internacional de Escritores por la Tierra muestra su total apoyo y solidaridad hacia Cacho, reconocida en los Premios Ones Mediterrània por su trayectoria profesional, en la que ha investigado y denunciado con coraje y determinación redes criminales en México, uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo.
Cacho recibirá el reconocimiento Mediterráneo-Atlántico durante la ceremonia de los Premios, que se celebrará el próximo 7 de junio a las 20h en el Teatro Metropol de Tarragona. La entrada es gratuita con reserva previa al 977 501 300 o a comunicacion@mare-terra.org.

Trenes de mercancías, trenes de destrozos

tren

Primer movimiento Son muchos los ejemplos de construcción de grandes rutas ferroviarias para permitir la extracción de recursos de una zona y distribuirlas por el mundo. De hecho, la historia del desarrollo capitalista podría dibujarse siguiendo los trazados de las vías de tren y su cometido expoliador. La estampa resultante sería similar a un esquema anatómico del sistema circulatorio de un ser vivo, con sus gruesas arterias principales, sus ramificaciones para alcanzar cualquier rincón por remoto que sea, y su retorno venoso bien organizado.

Desde principios de año se ha puesto en marcha la construcción del conocido como Tren Maya, que ampliará esta compleja red circulatoria con 1.500 kilómetros de nuevas vías férreas que, como gran singularidad, quiere conjugar dos supuestas líneas de desarrollo para el sureste mexicano. En el viaje de ida, el tren, cual arterias sanguíneas, llevará masas tumultuarias de turistas de sol y playa desde Cancún y la Riviera Maya hasta las ruinas de Palenque y otros centros arqueológicos de la zona; y de ahí saldrá cargado, en venoso viaje de vuelta, con productos agrarios y mineros de la zona, sobretodo el fruto de la palma africana y soja. Se habla también del interés de alguna multinacional biotecnológica que, dando empleo precario a las sabias abuelas de las comunidades indígenas de la región, puedan exprimirles su conocimiento ancestral para apropiarse y hacer negocios a partir de sus conocimientos sobre plantas y medicinas tradicionales.

Se pueden imaginar los argumentos del Gobierno mexicano para explicar que todo este megaproyecto se plantea con el objetivo de generar empleo y mejorar el bienestar social de los habitantes de esas regiones “subdesarrolladas”. Poco importa que, como dice la organización Salva la Selva, “el tren amenaza ecosistemas que garantizan refugio a jaguares, ocelotes, tapires, monos aulladores, monos arañas, cocodrilos, manatíes, loros y guacamayos” de lo que se conoce como la Amazonía mesoamericana. Poco importa que “la construcción del tren generará inevitablemente ruido, contaminación, obras de cimentación, etc”. Poco importa que acaben desapareciendo las lenguas locales porque a las niñas y niños se les impondrá el aprendizaje del inglés para servir elegantemente a los turistas ricos que invadan la zona. Poco importa, en fin, que se trate de un despojo de tierras campesinas para ponerlas al servicio de inversionistas turísticos y multinacionales agrícolas.

Segundo movimiento

Si entran en la página jm.com y usan el traductor de chino descubrirán un “Amazon” del gigante asiático con capacidad para enviar cualquier producto de importación a los domicilios de la población de China. Un negocio que, para hacerlo posible, como explica el informe de Grain ‘La iniciativa de La Franja y la Ruta’, “necesita del mayor proyecto de infraestructuras y comunicaciones jamás emprendido en la historia mundial”.

Inspirado en la antigua Ruta de la Seda, este proyecto iniciado en 2013 aspira a garantizar la conexión terrestre entre China y Europa y la conexión marítima entre China y África a través del Mediterráneo y entre China y Oceanía y América Latina a través del Pacífico, involucrando en todo el recorrido a casi cien países. Son muchos los intereses estratégicos de esta iniciativa pero de nuevo uno de los fundamentales tiene que ver con la alimentación. China, que no quiere depender de las importaciones que ahora le llegan de los EEUU, está creando con esta iniciativa sus propios canales para importar soja, lácteos, semillas oleaginosas, azúcar, carne y cereales, a la vez que le permite instalar en los territorios conectados –sobretodo en Asia y África – nuevos proyectos de agricultura industrial regentados por sus empresas o controlados por su capital.

Es muy revelador el ejemplo de Pakistán que se cita en el informe. La conexión mediante ferrocarril entre el suroeste de China con el puerto de Gwadar, en Pakistán, es el detonante de un cambio de modelo agrícola en la región. La agricultura tradicional local se va sustituyendo progresivamente por una agricultura intensiva, con nuevas plantas de fertilizantes, procesadoras de grano, hortalizas y carne, para abastecer al mercado chino.

En definitiva, otro tren cargado de un progreso que provocará que cientos de miles de hectáreas de tierra agrícola dedicadas a la alimentación local sean arrebatadas a millones de pequeñas familias campesinas, y se practique una agricultura que hiere la tierra, contamina el agua y mata la vida. Pero esta vez, todo a lo grande.

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Tercer movimiento

Desde aquí podemos debatir sobre los modelos de desarrollo depredadores que se imponen en México o en China, pero me gustaría que se analizara también desde esta óptica las propuestas enfrentadas, pero nunca cuestionadas, del Corredor Central versus Corredor del Mediterráneo. ¿No son más trenes para el mismo supuesto progreso? Bien pasando por Madrid, bien recorriendo la costa peninsular, lo que veo es que finalmente tenemos trazados de vías férreas que buscan llegar hasta Algeciras; es decir, conectar Europa con África.

Se puede discutir qué se prioriza con estos proyectos, facilitar el expolio de minerales, pesca o agricultura del norte de África, facilitar las exportaciones de los invernaderos de Almería o Huelva, o (como yo creo) todo al mismo tiempo. Lo que está claro es que, sea como sea, se trata de favorecer el comercio internacional de mercancías. Pregúntele a un inversionista.

Texto de Gustavo Duch publicado en CTX y recogido en el blog del autor, Palabre-ando. Porque contar es otra forma de caminar