“Tras el debate del estado de los que sobran en la nación, se puede decir de sobras, que la realidad les supera en ficción y la lucidez ofusca sus sermones. A años luz para que logren visionar la realidad con la claridad pertinente con la que con urgencia precisa el pesado presente continuo, que carente de compromiso perdura en el duda a duda de la ciudadanía, la dirección de la “empresada” España persiste con la inmediatez de apoyo al ralentí hacia quienes siguen padeciendo, desde el complicado arte de subsistir, frente al desencuentro con el trabajo no remunerado como el de sobrevivir.
Nuestros gobernantes se empeñan en destinar el tiempo de estrado en configurar como figurantes, y como casi siempre después, un descarado ambiente enmascarado de refugio cálido y sólido, sacando con brío, un custodiado pecho al encubierto ofreciendo, en forma de zumo de limosna, la espalda a la descolocada situación de quienes forman la nación dirigiéndoles hacia ese otro debacle que les insiste entre la vida y su suerte. Hay músculos más importantes que cultivar que los pectorales, el de la noción, que se encuentra entre la inteligencia y el corazón y precisamente no es el pecho. El pueblo ya sin temple ni más remedio que el del cambio, huida o resignación, les contempla desde el patio de butacas como si de una vulgar y aburrida tragicomedia se tratara.