Artículo de Frei Betto
Las recientes manifestaciones en las calles del Brasil sorprendieron a los distintos gobiernos de la nación: municipales, estaduales y federal. Las autoridades se preguntan perplejas: ¿cómo es posible? ¿quién está por detrás? ¿quién las asesora? Y reaccionan con la única y mafáldica lección aprendida en 21 años de dictadura: la represión policial.
Nuestras autoridades se han encerrado en su torre de marfil, como si el Brasil fuese un planeta distante de ese orbe terrestre en el que se suceden manifestaciones callejeras en todas partes, desde el Occupy Wall Street a la plaza Tahrir en El Cairo, desde la periferia de París a la plaza Taskim en Estambul.
Manifestaciones y la torre de marfil
El trabajo que da el trabajo
Y dijo la señora: ¡Imagínate, ahora mi empleada es amparada por el gobierno, con esas leyes absurdas! Como si nosotros, los patronos, no tratáramos bien a esas desgraciadas, que nacen en una favela, en medio de la pobreza, y tienen la suerte de encontrar un empleo en nuestras familias.
La María Dolores, por ejemplo, no tenía dónde caer muerta. Su padre borracho, su madre lavandera, una retahíla de hermanos. La chavalita comenzó aquí, en esta casa, como cuidadora de mi hijo pequeño Jorge. Yo le enseñé hábitos de higiene, le di un uniforme blanco, dejé que llevase para su casa lo que sobraba de las comidas que mi marido ofrece a sus clientes.