Hoy es el Día Mundial de la Alimentación (DMA). Los Estados Miembros de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) establecieron esta fecha simbólica en 1979 con la finalidad concienciar a las poblaciones sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.Este año, la “celebración” de esta efeméride debería levantar, más que nunca, una auténtica oleada de indignación y repulsa a nivel mundial. Hace un par de días, en un programa de humor de La Sexta ironizaban sobre la repugnante realidad que centra la actualidad mundial. Dos billones de euros inyectados al sistema financiero frente a mil millones de seres humanos que ven como día a día el precio de los alimentos sube y ellos no pueden llevarse nada a la boca. Tan solo 3.000 millones de euros servirían para sacar de la desnutrición aguda severa a 19 millones de niños. ¡No puede ser!, exclamaba el Gran Wyoming en su programa El Intermedio. “Si esto fuera así, la gente se lanzaría a la calle para protestar, alzaría barricadas para combatir las injusticias sociales!. Nadie o casi nadie se lanzará hoy a la calle para reivindicar nada, la mayoría seguiremos literalmente “acongojados”, temiendo por la seguridad de nuestros ahorros y el miedo a perder nuestro empleo. Y la cosa no es para menos. Siempre paga los platos rotos el más débil.
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