Joaquín Araújo es un conocido naturalista, periodista, escritor, director editorial y miembro de la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET). Hoy os dejamos con un artículo titulado ‘Bochorno’ (que fue publicado originalmente el pasado 17 de mayo en su blog del diario ‘El Mundo’), en el que Araújo, tomando como base las manidas promesas electorales, nos explica lo que es importante y lo que no, cómo lo banal acaba robándole el protagonismo a lo que realmente debería quitarnos el sueño si realmente queremos acabar con los devastadores efectos del cambio climático.
‘Bochorno’
No cabe duda de que, como mantiene John Berger, lo esencial anda acorralado por lo insignificante. Una avalancha de lugares comunes, en efecto, se nos viene encima con la campaña electoral. Por supuesto disfrazada de todo lo contrario: todos son genios de la política y, claro, van a arreglarlo todo. Todo por supuesto menos lo crucial. Que este portentoso concurso de promesas, a no cumplir, haya comenzado con bochorno es mucho más que pura casualidad. Resultan bochornosas las declaraciones de los que ven amenazada su mayoría. Pero mucho más que el calor no sea el centro del debate cuando lo reclama a gritos la oleada de lugares con máximas temperaturas registradas en el mes de mayo.
Con todo solo vemos indiferencia hacia otro más de los avisos de que está zozobrando el clima. Eso que hace flotar todo en este mundo. Eso de lo que se habla sin cesar sin que se le preste la debida atención. La resignación, las sombrillas, beber cinco litros al día y bañarse, si se tiene una masa de agua cerca, no pueden ser las únicas respuestas a la anormalidad. Arreciarán los aires acondicionados con lo que, si bien enfriamos los adentros, añadimos bochorno al bochorno y dinero a las cuentas de las eléctricas. Se alimenta así al problema no a la solución.
¿Será por eso que no hacen más que negar la necesidad de su reconversión total a la producción eléctrica con métodos renovables? Esto hay que encararlo de una vez por todas, antes de los acuerdos de París y antes de que algún político se percate de que es el modelo energético entero el que hay que erradicar con urgencia. Nada ahora mismo más crucial que ir mermando el potencial destructor del cambio climático. Del que, conviene recordar, que nadie puede ocultarse.
Teníamos y tenemos razón los que hace décadas aseguramos que la primavera estaba siendo asesinada. Lo que a su vez podría querer decir nada menos que se están acabando los comienzos. Volver a empezar, todos los años, es la tarea y la destreza de la estación de los colores, los cantos y los aromas. Propósitos que el bochorno tiene casi detenidos.
GRACIAS Y QUE LA VIDA OS ATALANTE.
Joaquín Araújo
