Francisco Marco Rubio es técnico especializado en Agroecología y Desarrollo, paisajista, presidente de la Asociación Española de Jardinería Ecológica y miembro de la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET). Hoy compartimos un artículo suyo que lleva por título ‘Criterios de evaluación para una jardinería ecológica’, en el que nos explica que “no se puede hablar de corredores ecológicos, de naturalizar la ciudad o de la fertilidad de la tierra si no hablamos de jardinería ecológica”. Y si os gusta este interesante artículo, os recomendamos la lectura de otro texto de Rubio publicado hace un tiempo en nuestra web, en este caso sobre la ecología del bosque urbano.
‘Criterios de evaluación para una jardinería ecológica’
“Una ciudad con árboles maltratados y enfermos es una ciudad enferma, una ciudad sin árboles es una ciudad sin vida”
Numerosos estudios demuestran la vital importancia del reino vegetal en nuestra supervivencia y en la mejora sustancial de nuestra calidad de vida. Los que a continuación se exponen son tan solo una pequeña muestra de la extensa bibliografía que podemos encontrar al respecto:
Desde el clásico “View through a window may influence recovery” de R. Ulrich, que documenta los beneficios pasivos para la salud física y mental de un paisaje urbano con vegetación, publicado en su día por la prestigiosa revista SCIENCE, pasando por aquellos que han centrado su análisis en la multifuncionalidad de los árboles urbanos, como el artículo “Beneficios del arbolado urbano”de Carlos Priego González de Canales, autor también de otro interesante texto que lleva por título “El paisaje y los espacios públicos urbanos en el desarrollo de las sociedades” o la publicación del Servicio Forestal del USDA “Benefits of urban tres. Urban and Community Forestry: improving our quality of life” hasta llegar a la publicación más reciente de las aquí citadas (2014): “Positive health effects of the natural outdoor environment in typical populations in different regions in Europe: a study programme protocol” de Mark J. Niueuwenhuijsen et al., publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), y que es fruto de la investigación llevada a cabo por el CREAL (Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental) dentro del proyecto internacional PHENOTYPE, un estudio científico que profundiza en la relación entre la exposición al medio ambiente y la salud.
Sin embargo, a pesar de los contundentes resultados y conclusiones de todos estos estudios, las ciudades carecen, en su mayoría, de verdaderos corredores ecológicos que permitan reducir los efectos negativos de la contaminación y el cambio climático.
La ausencia de una infraestructura verde que vertebre el territorio urbano y contribuya a generar un paisaje más naturalizado aleja el objetivo de alcanzar el equilibrio de un desarrollo ecológico, económico y social.
En nuestro país, muchos municipios y ciudades, en el mejor de los casos, se conforman con llegar a cumplir el ratio de metros cuadrados de áreas verdes por habitante que recomienda la OMS (Organización Mundial de la Salud) sin tener en consideración ni tan siquiera la proximidad y la accesibilidad a dichas zonas. Si a ello se le añade que bajo la denominación de área o zona verde se ha permitido incluir espacios degradados, abandonados y sin suelo fértil se deduce que todavía hay mucho por hacer.
Y sin duda, todo ese trabajo a desarrollar se debe planificar desde la perspectiva de la ética profesional y la ecología. No se puede hablar de corredores ecológicos, de naturalizar la ciudad o de la fertilidad de la tierra sino hablamos de Jardinería Ecológica.
El parlamento francés aprobó recientemente una ley que prohíbe el uso de pesticidas en espacios verdes, bosques y zonas de paseo públicas a partir de 2020, y en jardines particulares a partir de 2022. La normativa llegó como consecuencia de la inquietud generada en la población por el impacto de estos productos en la salud. Un estudio colectivo llevado a cabo por los expertos del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (Inserm) con datos científicos de los últimos 30 años concluía que “existían muchas posibilidades de asociar la exposición a los pesticidas con el desarrollo de algunas patologías como el parkinson, el cáncer de próstata y otros tipos de cáncer”.
No tiene ningún sentido seguir permitiendo el uso continuo de herbicidas que matan la vida del suelo, ni la aplicación sistemática de tratamientos químicos para un ineficaz control de plagas y enfermedades cada vez más resistentes en un medio sin equilibrio, ni tampoco la innecesaria aportación de fertilizantes de síntesis que contaminan los acuíferos.
No podemos proclamar airadamente que nuestras áreas verdes contribuyen a reducir los niveles de contaminación mientras seguimos realizando en ellas tareas que contaminan.
Los indicadores cuantitativos deben ir acompañados por indicadores cualitativos; no solo es importante la cantidad de parques, jardines, arboledas, parterres o praderas sino también su estado de conservación, el ahorro de recursos hídricos o la biodiversidad representada, por citar tan solo algunos de los indicadores a evaluar que permitan conseguir el objetivo principal: lograr un modelo de gestión y planificación de los espacios ajardinados realmente comprometido con la conservación del medio ambiente, capaz de proporcionar numerosos servicios ecosistémicos a la densa matriz urbana de nuestras ciudades.
Establecer una propuesta de criterios evaluables que incluya indicadores de ambos tipos es el eslabón necesario para seguir una hoja de ruta que permita la elaboración y el seguimiento de un Plan de Gestión Sostenible del Verde Urbano. La Asociación Española de Jardinería Ecológica (AEJeco) está trabajando en esta dirección, definiendo los criterios más adecuados y asociando a cada uno de ellos los indicadores que mejor definan los procesos y acciones a llevar a cabo.
Los criterios seleccionados pretenden abarcar todos los aspectos a tener en cuenta para el diseño, desarrollo y conservación de paisajes sostenibles y jardines ecológicos:
Análisis del contexto del lugar
Adaptarse a los límites de desarrollo, proteger las funciones del suelo, conservar, si existen, las especies, hábitats o ecosistemas acuáticos, valorar la recuperación de zonas degradadas y los proyectos locales vinculados al desarrollo sostenible del lugar y unirse a las diferentes redes de transporte.
Evaluación del diseño previo y planificación
Usar un diseño de procesos holístico, llevar a cabo una evaluación del diseño previo en el lugar, designar las zonas de protección del suelo y la vegetación, hacer partícipes del proyecto a los usuarios y partes interesadas.
Diseño del lugar
Sobre los recursos hídricos: aprovechamiento del agua de lluvia, reducción del consumo de agua en el riego de la zona ajardinada, restauración o creación de ecosistemas acuáticos. Sobre suelo y vegetación: elaborar un plan de manejo y conservación del suelo, control y eliminación de plantas invasoras, uso apropiado de plantas, conservar y fomentar el uso de plantas autóctonas, optimizar la biomasa, reducir los efectos de las islas de calor urbano, usar la vegetación para minimizar el consumo energético de los edificios, reducir los riesgos de incendios.
Sobre la selección de materiales: eliminar el uso de maderas tratadas, mantener estructuras naturales, reutilizar materiales y plantas, usar materiales reciclados, producción sostenible de plantas, uso responsable de materiales manufacturados y de extracción de materia primas, transparencia y seguridad en los productos químicos de origen mineral utilizados.
Salud y bienestar
Proteger y mantener lugares históricos y culturales, optimizar senderos y caminos accesibles y seguros, promover el uso equitativo, la actividad física y la relajación mental. Fomentar el acceso en bicicleta o transporte público, fomentar la convivencia social, generar lugares para comer en compañía, reducir la polución y el uso del coche. Apoyar la economía local.
Edificios y construcciones
Establecer y verificar prácticas sostenibles de construcción, controlar y eliminar los elementos contaminantes que puedan aparecer en la construcción, restaurar los suelos afectados, proteger la vegetación y vigilar la calidad del aire durante la construcción.
Operaciones de mantenimiento
Planificar, desde la sostenibilidad, las labores de mantenimiento, proporcionar el espacio necesario para almacenar y reciclar. Reciclar la materia orgánica, minimizar y eliminar el uso de pesticidas y fertilizantes químicos, reducir el consumo de energía externa, usar energías renovables, proteger la calidad del aire durante las labores de mantenimiento del paisaje.
Educación ambiental
Promover y fomentar la conciencia y la educación ambiental en la ciudadanía
Supervisión de las acciones
Redactar un plan de seguimiento y elaborar un informe sobre las acciones llevadas a cabo
Valorar la innovación y las acciones ejemplares que mejoren los servicios prestados.
Para conseguir llevar adelante la certificación ecológica de zonas verdes en base a la evaluación de estos u otros criterios lo primero que debemos aprender es a valorar y reconocer la implicación, profesionalidad y compromiso de la gente que trabaja en el diseño y la conservación del paisaje urbano. Estamos en camino.
Francisco Marco Rubio