Existe la certeza generalizada de que el modelo basado en el consumo masivo de energías fósiles no tiene futuro. Esta política energética amenaza la propia supervivencia de la especie y del planeta debido a las emisiones de CO2 y los residuos contaminantes que se generan. Y sin embargo, el 80% de la energía que consumimos en España proviene de combustibles fósiles (es decir, petróleo, gas y carbón), y el 79% de nuestras necesidades energéticas se satisfacen con materias importadas. En este contexto, hay que apoyar a aquellos que apuestan por las energías renovables, como es el caso de la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (Anpier).
Anpier es una organización de ámbito nacional y sin ánimo de lucro que defiende los intereses de la energía solar fotovoltaica. En la actualidad agrupa a más de 5.000 socios y representa a unos 62.000 productores. La energía fotovoltaica se genera a través de la transformación directa de la radiación solar en electricidad a través de paneles en los que la radiación solar excita los electrones de un dispositivo semiconductor, lo que produce una diferencia de potencial. Es una modalidad productiva sostenible, barata y modulable. Como el resto de las energías no contaminantes, es inagotable, limpia y autóctona. Además, no tiene ningún impacto negativo en nuestro entorno natural, y eso es algo muy importante teniendo en cuenta los estragos que está causando el calentamiento global.
Anpier trabaja para impulsar un modelo energético eficiente y sostenible, y quiere extender una cultura técnica de la energía entre la sociedad basada en el ahorro, la eficiencia y respeto. Y durante los últimos años también se ha dedicado a luchar en los tribunales contra una política energética gubernamental que de manera errónea quiere privatizar el Sol a través del impuesto que lleva su nombre. Un modelo caduco que tendrá que renovarse, ya que como defiende Anpier, “el Sol es un activo irrenunciable para paliar las altas tasas de desempleo que hay en España”.
Se le otorga un Premi Ones por basar su modelo económico en energías que son respetuosas con el medio ambiente, por demostrar que las renovables pueden generar empleo y bienestar, y por batallar contra el Impuesto al Sol y el resto de políticas del gobierno que favorecen la generación de energías contaminantes en lugar de las limpias.
