Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET)

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Noticias mensuales: octubre 2019

Entradas de la web por meses.

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tanque

Tanques,
tanques,
tan, tan
tantos tanques.
Relucen al sol
los decorados pechos
de los oficiales.
Los aviones
y la marina,
con sus misiles
también desfilan.
Pasa ahora
al paso,
en batallones,
la infantería.
¡Cuántos pupitres, aulas,
libros, libres,
podrían salir
de esos fusiles!
Millares de soldados
y carros de hierro
abrillantados
mientras millones
viven inclinados,
de hinojos
suplicando siguen
hasta que tengamos
el coraje
de concluir la farsa
y, por fin, alzarles.

Federico Mayor Zaragoza, miembro de la RIET, tiene un extenso cv del que destacamos, por ejemplo, su faceta de político, diplomático, intelectual, poeta o escritor.
El mismo autor ha recuperado este poema desde su página web, con la aclaración de que “En marzo de 1990, siendo Director General de la UNESCO, escribí el poema que transcribo a continuación con mayor convicción todavía”.

El bosque de mis libros

libros
Descripción general de la obra
Se trata de un niño y tres niñas, Emiliano, Ara, Alva (en sueco se escribe con
“v”) y Matilda que ingresan por las páginas de un inmenso libro antiguo, al
bosque de los cuentos y de las poesías, donde, entre otras cosas, los árboles
dan libros. A partir de ese momento van a encontrarse con diferentes
escritores de literatura infantil y van a vivir junto a ellos algún suceso de la
vida de esos grandes creadores. Ellos, al final, también se harán escritores.
Las intervenciones de los personajes son en verso en brevísimas
apariciones por este viaje fantástico que es la vida. Otras son cantando
canciones o dialogando con melodías. Luego de la aparición de cada
personaje escritor, otros personajes colocan un árbol con libros en el
escenario, conformando así una escenografía en movimiento.
Personajes (un mismo actor o cantante puede interpretar varios personajes, sobre
todo los escritores)
niño Emiliano,
niña Ara,
niña Alva,
niña Matilda,
Hans Christian Andersen (Dinamarca), vestido de época, siglo XIX, pero
con alas de aeroplano.

El Escritor Anónimo, (personaje vestido con una túnica larga hasta los
pies y sostenida sobre un hombro con un gran broche. Sobre su cabeza
tiene una pequeña corona de ramitas de laurel, emula a Dante).
Jacob y Wilhelm Grimm (Alemania), vestidos como duendes.
Charles Perrault (Francia), con peluca de rulos al estilo siglo XVII y un
títere en su dedo pulgar.
Lewis Carroll (Inglaterra), aparece con una máquina antigua de fotografía
Gustavo Adolfo Bécquer (España), vestido muy elegantemente portando
una gran pluma.
Julio Verne (Francia), vestido de aviador antiguo.
Federico García Lorca (España), de camisa y pantalón, lleva dos
máscaras en sus manos.
Astrid Lindgren (Suecia), anciana de falda larga.
Horacio Quiroga (Uruguay), vestido de cazador que en lugar de arma
lleva una computadora
Gianni Rodari (Italia), vestido de cocinero
Katherine Paterson (Estados Unidos), vestida con un sombrero lleno de
flores
Geisha, muchacha japonesa vestida como tal.
Michio Mado (Japón), vestido como samurai.
Uri Orlev (Israel), vestido como hombre del desierto.
Ana María Machado (Brasil), vestida como bahiana, con sombrero de
frutas.
Lyman Frank Baum (Estados Unidos), vestido como un mago.
Tormod Haugen (Noruega), con sombrero con pluma y alas en su espalda
Tahar Ben Jelloun (Marruecos) vestido como hombre del desierto

“El bosque de mis libros” es una obra de dramaturgia de nuestro socio Ignacio Martínez que puede descargarse desde la web Dramaturgia uruguaya

Otoño en la rambla

otoño
El otoño suele sentirse como una estación de tránsito. La cruzamos entre la nostalgia del estío que acabamos de dejar y los preparativos que tomamos para enfrentar el filoso invierno que nos espera agazapado entre las luces de la próxima Navidad.

Más allá, mucho más allá, siempre juvenil y colorida, la primavera parece esperarnos en una cita de abriles y días de rosas y de libros. El otoño ha bajado a la Rambla. Y se nota. Ya no son tan jóvenes los turistas que la caminan, ya va mermando el verde de sus árboles, que resisten polución y otras amenazas. Y por las tardes, la gente pasea con una chaquetilla al hombro, “por si refresca”.

Las esforzadas y esforzados trabajadores de la limpieza bregan con impotencia (pasando la escoba de arriba a abajo o con una simpática máquina ad hoc) contra las hojas que parecen caer sin fin desde un cielo de selva. Una y otra vez. El otoño los vence. Las baldosas ondulantes de la Rambla se enmoquetan de naturaleza invencible como para demostrar que no hay brigada que, con toda la tecnología punta, pueda con ella.

Las estatuas vivientes esconden una o dos camisetas debajo del disfraz. Y aquellos que se muestran a pecho descubierto -indios, odaliscas, habitantes de neveras- ya están pensando qué nueva práctica y protectora imagen van a preparar para estos duros y no tan fructíferos meses. Hasta el perro de Paco -ese que le hace coro a su dueño en sus rítmicas salmodias- luce ahora más abrigado, dispuesto a resistir el frío y seguir, ahí, quietecito y dócil, soportando decenas de caricias y miles de fotografías. Hay una cordialidad otoñal en la Rambla. Una suave ralentización en el andar, en el aire seráfico del paseo. Todo parece más tranquilo y más cercano. Promedia la mañana con un solecito que “da gusto” y la tarde cae como una caricia. Los noctámbulos se guían por las luces de los kioscos que nunca duermen. La Rambla está de otoño. Siempre guapa.

El escritor y poeta Eduardo Mazo es miembro de la RIET. Este artículo fue publicado en el blog del autor y en el periódico La Vanguardia

Memorándum

burocracia
El lunes,
el aparato gubernamental
y la burocracia ministerial
me chuparán la sangre.

Espero que la hoja membretada
del memorándum 713
me corte las venas.

Quisiera que me dieran, al menos,
una carta de despido
en forma de poema.

Carla Striker, socia de la RIET, es una escritora y poetisa venezolana. El poema Memorándum ha sido publicado anteriormente en Letralia.

Trigales

trigalLa fiebre derrite el paisaje
Los girasoles no siguen al sol esa silueta
El trigal que conoce la ternura de una bala se ha espantado
El cielo no tolera más dioses que el azul
azul enrojecido de la cólera
azul donde los niños duelen
azul de un misionero evangelista dormido en los caminos
esperando el viento veloz que lo empuje al lienzo tembloroso
más allá de la desolada geografía del olvido
y la soledad es un viejo puerto adonde nunca irían los viajeros
árbol virgen de pájaros
paisaje taciturno y tosco encima de la vida
que posee mulos muy finos y anda a pie
Los pañuelos Vincent se pudren sin ondear
también el viento muere
Y el saludo semejante a una oreja huérfana como un ramo de flores
Me voy a tomar lecciones gratuitas en la gran universidad de la miseria
pero ella era tan amplia
pero ella era la gloria
pero ella
Y el polvo fue dios

El poeta cubano Alex Pausides, miembro de la RIET, publicó aquí este maravilloso poema que recogemos hoy