Pasan los días, las noticias escasean, pero no cejamos en nuestro empeño. Así, la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET) continúa con su campaña en marcha para que retiren la millonaria multa impuesta de manera injusta al presidente honorífico de la organización, Ernesto Cardenal (aquí tenéis toda la información sobre este asunto). Nos siguen llegando muestras de apoyo, y algunas de ellas las estamos colgando en la página de Facebook que hemos creado para dar apoyo a Cardenal. Una de ellas es la del biólogo panameño Jorge Ventocilla, que nos ha hecho llegar esta carta en la que explica su visión del sacerdote revolucionario en las visitas que éste hizo a su país:
Escribo estas líneas desde Panamá, país que Ernesto Cardenal visitó varias veces. Primero cuando terminaba sus estudios sacerdotales en Colombia. Luego, cuando buscaba por el mundo la solidaridad con su pueblo ante la tiranía somocista.
Viajaba Ernesto a veces de Colombia a Nicaragua, cruzando por el territorio de los indígenas Kunas. Ahí, entre ellos, reforzó su cariño por los pueblos originarios del continente y aprendió con respeto de sus manifestaciones culturales. Habló mucho con ellos, era bromista y, como debe ser, en cada comunidad visitaba primero la Omaket Nega, la casa de la autoridad indígena, antes que la misión católica.
Muchos amigos míos Kunas recuerdan su paso por esos islotes coralinos del Caribe panameño. Varios de sus poemas fueron inspirados ahí. El cantó entre otros a Nele Kantule, el estadista indígena que guió a su pueblo cuando la Revolución Tule de 1925, gracias a la cual tienen hoy y ya para siempre sus tierras aseguradas (es decir, aseguradas su cultura, su soberanía alimentaria, su dignidad, etc., etc…).
Veinte años después, a finales de la década de 1970, vimos llegar nuevamente al poeta peregrino. La guardia somocista había destruido su comunidad en Solentiname y él viajaba promoviendo la solidaridad latinoamericana y mundial con el pueblo nicaragüense. Al final, tras decenas de miles de muertos en su mayoría jóvenes, el dictador Anastasio Somoza Debayle terminó huyendo en un avión con destino adonde siempre huyen los dictadores de esta parte del mundo.
Su vida y sus poemas han sido lo mismo: Cardenal nos han enseñado a muchísimos seres humanos de los cinco continentes que el Amor mueve a las galaxias y debe por lo tanto movernos también a nosotros.
Si hoy día, a sus 92 años, él está perseguido por otro mal gobierno dentro de su propia patria, pues nos levantamos en todas nuestras esquinas de toda la América Central, de toda la América Latina, en este y los demás continentes, para dejarle saber a él que lo queremos más que nunca.
Independientemente de cualquier juicio absurdo, de cualquier persecución política motivada por gente de muy poca altura, te volvemos a decir Ernesto que te queremos más que nunca porque nos enseñaste siempre la realidad y preponderancia del Amor, a pesar de los pesares.
Todo pasará y quedará tu poesía.
Te abraza hermanamente,
Jorge Ventocilla