Cuando reina la supervivencia hay que armarse de peón” En este proceso de descapitalización en el que sobrevivimos, la aglutinación desmedida de riqueza rellenada por una orden de recaudo de deuda por parte de quienes desde poltronas se sienten en bancos adornados de dinero, y desnudos de crédito y alma junto al frente vacío y profundo de la nueva pobreza, marcan el pintoresco y asqueado escenario, ya dantesco, de nuestra sociedad limitada.
Todo esto es debido, y pagado, por la pérdida exponencial, y existencial, de la despreciada clase media. Sin clase media no existe equilibrio y el defecto premeditado de tumbar a quienes obstinaron y dispusieron a entrar en ella durante los años de burbujas esponjosas, debería pagar su aprieto provocando un desencuentro social llamado “al arma”.