“Si todas las ciudades fuesen burgos no tomarían a la ciudadanía como al tonto del pueblo” Parece que el final de la crisis política no ha cohecho nada más que prevaricar y está por fin al caer de un burro. Mientras el poder corrupto persiga ponerse “morao” blanqueando capitales y especulando hasta la saciedad, a la indignada sociedad civil izada le irán subiendo los calores, como impuestos, hasta que el peldaño sea tan grande y falto que el equilibrio se caiga en el punto de gravedad. No es grave batallar contra quienes agravan, lo incomprensible es decir amén a todos los mandamientos de los discípulos del adiós sanidad, adiós cultura y adiós educación… ¡eso sí que es un pecado!, comulgar con quienes deciden comercializar los derechos conseguidos, en cotos privados de caza para dar de comer ferozmente a sus lobos, como igual de pecaminoso es hacerlo junto a quienes presumen dedal de coser al rebaño pero no ofrecen ni pienso a sus ovejas.
Está claro que entre la izquierda y la derecha existe un centro comercial que interesa a ambos y hasta que no se deje de consumir en él, o se consuman todas las “estonterías” de un producto perecedero llamado paciencia, la función política seguirá siendo una tragicomedia de teatro para su público público. Que en varios burgos del país hayan asomado brotes verdes de conciencia ciudadana entre las piedras y se haya plantado cara a quienes sin cura pisan las semillas del crecimiento, es sin duda un síntoma alentador que demuestra la categoría del hartazgo social existente.
La carnívora codicia política ha pescado hasta la gula al dejar sin porción de oxígeno a sus rehenes y llevarles por el camino de la amargura hasta el asfixiante límite de la legalidad, es por eso que el hambre, junto al miedo a nada ya perder, ha convocado la chispa de indignación necesaria para poder hacer estallar la guerra de la coherencia por las obras de un espíritu santo que habrá que beatificarle por bendito en un barrio burgalés. Gamonal se erige como símbolo del triunfo de la ciudadanía frente al poder público al resistir con fuerza y convicción ante la desfachatez del miedo. Ya es demasiado tarde señorías, levántense ante la facha tez de sus especulaciones ya populares, de sus cohechos y desechos, de sus prevaricaciones consensuadas y de sus “socialistos” blanqueos porque tras eliminar con acoso y derribo a la ya rebelde clase media de nuestro ambidiestro país, la burguesía destronada ha empezado a poner su peso en aras de la justicia en la peonza del miedo causando el efecto rebote de sus ambiguos amos de llaves.
Esto apunta mal para quienes tienen previsto firmar cohechos, acordar prevaricaciones y continuar con su especuladora vida política. Gracias a cursos online, a la incerteza de Google y a los enredos sociales, los tontos del pueblo empiezan a espabilar…