Articulo de Ángel Juárez Almendros, Presidente de Mare Terra Fundación Mediterrània y de la Red Internacional de Escritores por la Tierra.
Sirva este titular de resumen al artículo que ahora empiezo y que tiene como protagonistas a los ciudadanos de Tarragona y al resto de nuestro planeta. Porque una cosa es que esta provincia, Tarragona, se haya convertido en el vertedero donde las empresas deciden emplazar, con el permiso de los gobiernos de turno, todas aquellas instalaciones, infraestructuras, plantas de producción y fabricas que pueden ser peligrosas y que en otras partes de este país nadie quiere.
Y otra, muy diferente, es que tengamos que ser siempre los ciudadanos solidarios, por no llamarnos tontos, que dicen amén a todo y se comen todos los marrones. Históricamente ya hemos cumplido el cupo de solidaridad acogiendo cerca de nuestras casas tres centrales nucleares, el segundo mayor polígono petroquímico de Europa, refinerías, oleoductos y gaseoductos, plantas de incineración, extracciones petrolíferas, un puerto industrial de primer orden y otras muchas actividades que en algunos casos son nocivas para la salud.
Ha sido inevitable, aun teniendo parte de la población en contra y a entidades ecologistas como la que presido argumentando un NO rotundo, que nos hayan puesto delante de nuestras narices la porquería que otros no deseaban. Pero al final el territorio ha dicho BASTA. Quizás aplicando refrán que die “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”, esta vez la oposición ante otra posible imposición ya ha salido de aquí antes que movieran ficha allá, en Madrid o en Barcelona que es donde se limpian las manos para ensuciar la cara de los demás.
Ante la posibilidad que llegasen a Tarragona los residuos químicos procedentes de Siria, en forma de gas sarín y gas mostaza, todo el territorio se movilizó para poner punto y final a este sistema de abusos e imposiciones y decir NO a este nuevo episodio. Y antes que el gobierno de Madrid advirtiese que estos residuos no llegarían a Tarragona, por primera vez, ya sabían que jamás hubiésemos permitido su llegada. Mediterrània-CIE, entidad ecologista que presido junto a 70 entidades más, es la única representante de la sociedad civil que forma parte de la comisión de información de la empresa GRECAT, la que pidió información sobre el tratamiento de los residuos sirios. A ella le pedimos información y un posicionamiento claro: los residuos que se los queden en Siria o los envíen donde quieran pero que estén lejos de Tarragona.
El mensaje que os comentaba antes, el de rechazo de toda la sociedad civil y clase política local que se ha hecho llegar a Madrid, ha servido de momento para que sepan que no pueden hacer lo que les de la gana. Saben que todos estos años hemos ido asumiendo el rol de convertirnos en la cloaca de Catalunya o, como titulo este articulo, el culo del mundo. Se ha ido aceptando lo que decidían empresas y gobiernos y cada vez que se ha pedido alguna cosa se nos ha negado. Y así hemos llegado a nuestro estatus del presente donde vamos sobrados de instalaciones potencialmente peligrosas y huérfanos de buenas carreteras, una red ferroviaria decente y un recibo de la luz acorde con los esfuerzos realizados por producir un 70 por ciento de la energía generada en Catalunya. Aquí la generamos y aquí la pagamos tan cara como en cualquier otra parte del estado. Ni tan solo esta contraprestación tenemos.
Hay que empezar a actuar, desde nuestro propio territorio, para conseguir equilibrar esta balanza. Si tenemos que ser el culo del mundo que se nos dé a cambio aquello que pedimos para mejorar nuestro bienestar. Si soportamos los peligros a diario, que se nos escuche y se nos cuide. Y recordad… bona fides contraria est fraudi et dolo (la buena fe es contraria al fraude y al engaño).