Joaquín Araújo es un conocido naturalista, periodista, escritor, director editorial y miembro de la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET). Su artículo de hoy (publicado originalmente en su blog del diario ‘El Mundo’) se titula ‘Despaisados’ (palabra que no encontraréis en el diccionario), y se basa en una cita del gran filósofo Ortega y Gasset: “”Estamos despaisados, hemos perdido el contacto con nuestro paisaje…Como nos han quitado la otra mitad de nuestro ser sentimos el dolor de la amputación en la mitad que nos queda”.
‘Despaisados’
Demasiados viven sin paisaje, es decir sin lontananzas reclamando tu mirada.. Por tanto con los tímpano atiborrados de ruidos, con un caminar encarcelado por los pasos de cebra. Las mayorías fueran arrancadas de sus propias raíces por esa rara obligación que suponía no quedarse donde habían nacido. A todos, incluso a los que sacian su sed de vivacidad, se les olvida que aceptar el destierro es convocar al desierto, que cunda la soledad más aterradora que es la de en nosotros mismos. La desertificación anímica es condición previa a la otra, la que usa a la sequía y al calor para expulsar a casi toda la vida.
Hace ya mucho tiempo que Ortega y Gasset advirtió que nos adentrábamos en algo mucho peor que un desierto: en un país con gentes sin paisaje. Escribió concretamente: “Estamos despaisados, hemos perdido el contacto con nuestro paisaje…Como nos han quitado la otra mitad de nuestro ser sentimos el dolor de la amputación en la mitad que nos queda”. Despaisado, curiosa palabra por el filósofo acuñada, todavía no ha sido aceptada por la Real Academia de la lengua.
Pero no acaba ahí la emasculación. Porque se nos ha generalizado también el uso del entorno vivo como una más de las trivialidades.
El paisaje es también considerado un bien de consumo casi tan perecedero como un refresco. Si acaso nos salva el que resulta imposible tirarlo a la basura aunque si resulta frecuente que demasiados tiren la basura en los espacios naturales.
Acaso no quepa ya remedio. A no ser que consigamos que llegue a muchos más lo que suponen realmente los paisajes. A los que, por cierto, no se ha podido dedicar más investigación por parte de las más variadas disciplinas científicas a lo largo de los últimos años. Son oportunas muchas de ellas, aunque sigue faltando algo así como la teoría unificada de la física. No menos oportuno sería que se recuperara la planificación territorial como fundamental criterio de gestión de los territorios en un país que ha conseguido desordenarlos casi del todo. En cualquier caso los que nos sabemos dependientes de la vida no hemos distinguido nunca entre continente y contenido. Por eso os recuerdo que:
Uno y lo mismo es el paisaje y lo que en él vive.
El hogar es más hogar cuando lo compartes con su paisaje.
Sin paisaje pierdes la parte más inocente de ti mismo.
Demasiados ignoran que las ciudades no solo están en el campo sino que viven de todo lo que el campo les proporciona.
Las lontanazas alimentan, a la vista y a la emoción.
El paisaje es una vivaz vivencia convivencial con la vivacidad.
En suma, el paisaje es vivirlo.
GRACIAS Y QUE LOS PAISAJES OS ATALANTEN QUE ES SU PRINCIPAL DESTREZA.
Joaquín Araújo