El impulsor y presidente de Mare Terra Fundació Mediterrània y la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET), Ángel Juárez, sigue con su pluma tan afilada como de costumbre escribiendo artículos sinceros, directos y pasionales. El escrito de hoy es muy especial, ya que se trata de una carta abierta al nuevo secretario general de la ONU, António Guterres, en la que Juárez expone cuáles deberían ser las prioridades de la institución en esta nueva etapa.
‘Carta abierta a António Guterres (nuevo secretario general de la ONU)’
Estimado António,
Mi nombre es Ángel Juárez y me dirijo a ti en calidad de presidente de la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET), una entidad con casi diez años de vida cuyo objetivo principal es incentivar la sensibilidad ambiental de todas las naciones mediante la creatividad de la palabra. Somos un grupo muy amplio (más de 800 miembros) y heterogéneo, ya que en nuestra red cohabitan múltiples nacionalidades, religiones y profesiones (escritores, músicos, filósofos, intelectuales, poetas, pintores, etc.). Yo soy el firmante de esta misiva, pero ten en cuenta que mis palabras tienen la bendición de todas las personas que conforman la RIET.
Existen varias razones que me han impulsado a escribirte. Una de ellas es que tengo un inmenso respeto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así que quería felicitarte por tu designación como nuevo secretario general y desearte suerte, pues me temo que la necesitarás (y en grandes cantidades, porque el mundo se está poniendo la mar de interesante, por decirlo de una manera suave). También quería explicarte que deposito toda mi confianza en ti, y deseo de todo corazón que tu etapa sea muy diferente a la de Ban Ki-moon, quien no estuvo a la altura de la importancia del cargo y cometió, a mi parecer, errores impropios de una persona que representa a una institución de este calibre. Por eso aplaudo que hayas empezado con una actitud crítica, que reconozcas que la ONU tiene mucho que cambiar y que pienses, como manifestaste el otro día, que “tenemos que centrarnos más en la gente y menos en la burocracia”. Me parece un buen punto de partida. Espero que estas palabras vayan más allá de una simple declaración de buenas intenciones.
Pero el motivo principal por el que he decidido escribirte esta carta, estimado António, es porque tengo una serie de exigencias para ti. Sí, EXIGENCIAS, con todas las letras y en mayúsculas, porque como ciudadano que quiere vivir en un mundo mejor considero que a la ONU hay que exigirle mucho más y que debe abandonar el papel de comparsa que ha adoptado en los últimos tiempos. Por lo tanto, exijo que concentres todos tus esfuerzos en devolver la credibilidad a una institución que debería ocupar un rol protagonista en el tablero de ajedrez que es el mundo. Porque António, tú sabes tan bien como yo que la ONU ya no es lo que era, y que ha perdido por el camino todo el brillo que ostentaba. No obstante, la situación aún se puede revertir. Espero, por el bien de todos, que lo consigas.
António, no queremos una ONU supeditada a las potencias mundiales y a las grandes multinacionales, ni una ONU sin ningún tipo de peso en la toma de decisiones internacionales, ni especialmente una ONU que no levanta la voz ante las auténticas monstruosidades que se suceden cada día en las calles de Bagdad o Alepo, en las aguas del Mediterráneo o en tantos otros lugares de la Tierra. No es sencillo y todos lo sabemos, pero no olvides nunca que en vuestra Declaración Universal de Derechos Humanos se proclama que “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Espero que durante tu mandato esta violación de los derechos básicos pueda corregirse. Sólo así la gente volverá a tomarse la ONU en serio.
En este mundo de Trumps y Le Pens, en este contexto socio-político de máxima peligrosidad y de dificultoso entendimiento, debo exigir y exijo a la ONU que cumpla la función por la que fue creada. Exijo que ponga el dedo en la llaga y que no calle ante nadie, que defienda a los débiles y plante cara ante los poderosos, que ejerza de juez justo y no se amilane, que sea capaz de entender los problemas que preocupan a la población mundial y se esmere en resolverlos, que defienda hasta la extenuación la aplicación de los derechos humanos universales, que sea exigente y no le tiemble mano a la hora de aplicar sanciones, que luche sin pausa por un mundo más sostenible, justo y solidario, es decir, por un mundo mejor que el que tenemos.
Estarás pensando, António, que soy una persona muy exigente, y reconozco que es así. Pero no te confundas: sólo lo soy con aquellos que sé que tienen la capacidad de hacer las cosas mejor. Por eso acabo esta misiva deseándote de nuevo mucha suerte (repito: la necesitarás) y recordándote uno de los principios fundamentales sobre los que se creó la organización que ahora presides: “Seguir soñando, seguir creyendo y seguir trabajando duro”.
Atentamente,
Ángel Juárez Almendros. Presidente de Mare Terra Fundación Mediterrània y de la Red Internacional de Escritores por la Tierra