En el año 2002, el periodista Àngel Font publicó una serie de entrevistas a personalidades catalanas bajo el título ‘Testimonios para la historia’. El objetivo de esta colección consistía en “dejar constancia de unos hechos de los cuales fueron artífices y partícipes simultáneamente, e indagar en las consecuencias de los mismos: una verdadera lección de intrahistoria para el futuro”. Entre las personas que se escogieron se encontraban Jordi Pujol, Pilar Rahola, Núria Gispert, Júlia Otero, Enric Lacalle, y un largo etcétera. Uno de los pocos escogidos de la provincia de Tarragona fue el presidente de Mare Terra Fundació Mediterrània y de la Red Internacional de Escritores por la Tierra, Ángel Juárez. Catorce años después, recuperamos esta entrevista en la que Juárez analiza el panorama medioambiental y el papel de la fundación Mediterrània en aquellos años.
Proyecto ‘Testimonios para la historia’: Ángel Juárez
“Catalunya se ha distinguido siempre por ser una sociedad muy rica y dinámica, como lo demuestra el hecho de ser la comunidad autónoma con más asociaciones de toda España. Los catalanes no sólo queremos recibir beneficios de la sociedad, sino que también queremos aportar algo a través de nuestro esfuerzo”. A pesar del gran número de asociaciones existentes en nuestro país, no podemos olvidar que “un segmento importante, entre un 30% y un 40%, son meramente testimoniales”.
En este contexto de aportación y mejora de la realidad circundante nació Mediterrània, “la única ONG ecologista fundada a partir del movimiento vecinal en una ciudad, Tarragona, muy castigada en cuanto a la protección y respeto del medio ambiente. Tarragona es la segunda ciudad en importancia del sector petroquímico europeo, y en ella, además, convergen el turismo de masas, la proximidad de una central nuclear y un importante puerto industrial. Y todo ello en una ciudad de tamaño medio“.
De hecho, “Mediterrània nace del Encuentro de Medio Ambiente de la FAVT (Federación de Asociaciones de Vecinos de Tarragona), organizado en 1992, con el fin de abordar cuestiones relacionadas con la ecología urbana. La respuesta fue tan espectacular que, en el segundo encuentro, celebrada un año después, se decidió desvincularla del movimiento vecinal”.
Fue entonces cuando Ángel Juárez cogió las riendas “para darle una personalidad jurídica propia“.
La asociación nacía con una filosofía clara: “El incremento ecológico y social de la calidad de vida de los ciudadanos. El aspecto social era esencial para Mediterrània, que había nacido en el seno de los barrios obreros de Tarragona. Esto determinaba que quisiéramos lograr una transformación integral, porque éramos -y somos- conscientes de que es necesario un cambio de base en las estructuras sociales para poder trasladarlo después a la protección de la naturaleza y el entorno“.
La acción de Mediterrània arranca de una máxima de Gil Stern que sintetiza, por una parte, toda la bondad y maldad del ser humano y, por la otra, nos habla de nuestra capacidad de creación y adaptación. Estas últimas cualidades, sin embargo, deberían partir de la base de que somos un eslabón más de la cadena, y ni siquiera el esencial: “El hombre es un ser complejo que hace que los desiertos florezcan y los lagos se sequen. Y estas dos cualidades se dan siempre en un marco temporal porque no podemos olvidar que el hombre está de paso“.
Por esta razón, la acción intensiva y extensiva del ser humano sobre el planeta conlleva necesariamente consecuencias, tales como “desastres ecológicos, la desaparición de especies terrestres o el aumento de determinadas enfermedades. El hombre forma parte del ecosistema terráqueo y no puede transformarlo según sus necesidades porque las repercusiones son siempre traumáticas“. En el caso de las inundaciones centroeuropeas del verano de 2002, se pudo comprobar cómo la reducción en 100 km del curso del Rin para que los barcos acortaran los trayectos y se ganara tiempo provocó que las repercusiones fueran mucho más graves, ya que había menos espacio para recoger el agua de lluvia.
Pese a las circunstancias actuales, el mensaje que Mediterrània quiere ofrecer a la sociedad no es en absoluto pesimista: “Aún estamos a tiempo. Hemos alterado y aún alteramos el planeta a través de las emanaciones de las fábricas, los coches, etc. Estos vertidos han provocado una pérdida de la capa de ozono con el consiguiente aumento de los cánceres de piel; hacemos un uso inadecuado de los recursos hídricos, como la proliferación de los campos de golf en los países occidentales, mientras millones de personas de África o Asia deben caminar diariamente kilómetros para conseguir la cantidad mínima para las necesidades cotidianas. Aún así, todavía podemos rectificar, y el primer paso es obtener un reparto de la riqueza más equilibrado, ya que no es justo que sólo un 5% de la población mundial disfrute de las riquezas de todo el planeta cuando el 95% restante sufre restricciones que condicionan sus necesidades mínimas de subsistencia“.
El elemento central para lograr este cambio es la juventud: “Por ello desarrollamos un Programa de Educación Ambiental gratuito. La transformación de nuestros hábitos hacia el medio parte de las nuevas generaciones, porque las más grandes ya tienen unas costumbres adquiridas que se pueden corregir pero no eliminar del todo“.
El éxito de este programa, que parte de la divulgación del pensamiento “se debe prever para no tener que solucionar más tarde” ha sido total, como nos informan las cifras: “Nuestras campañas han llegado a 5.300 alumnos, sólo en el último año“.
Otra de sus actuaciones destacadas, dentro del área científica de la asociación, es “el convenio firmado con la Universitat Rovira i Virgili para organizar cursos de formación específicos abiertos a un público amplio y heterogéneo pero con elevado nivel formativo. Son cursos monográficos impartidos en el ámbito extrauniversitario por docentes universitarios. Aunque sus asistentes provienen de sectores muy diversos, cabe destacar la presencia de Mossos d’Esquadra, miembros de la Guardia Civil y de otros cuerpos de seguridad del Estado” que “pretenden así llenar el vacío que tienen en cuestiones medioambientales. Su interés por estas materias radica en el hecho de que en la actualidad muchos de los delitos se relacionan con estas cuestiones”.
Finalmente, la iniciativa con más repercusión mediática es “el Premi Ones Mediterrània, que se concede desde el año 1994 y que en estos momentos es el galardón más importante de su ámbito en todo el estado español, no por la compensación económica, que se destina íntegramente a los proyectos medioambientales por los que se opta a la distinción, sino por el reconocimiento a la labor medioambiental que conlleva. La cena durante el cual se entregan las distinciones reúne a más de cuatrocientas personas de todos los ámbitos de la cultura, y especialmente del estamento político y administrativo con el que mantenemos unas relaciones excelentes“.
En este sentido es importante tener en cuenta que “cada vez más los ciudadanos están más preocupados por estos asuntos, y su voto puede estar determinado por las actuaciones y actitud en estos temas“.
Esto, junto a la dimensión europea que las medidas de protección y de concienciación deben tener, determina que “una vez obtenido el reconocimiento nacional, nuestro objetivo es abrirnos a otros países. Mediterrània hace seis años que trabaja en proyectos de cooperación de ecología social en América Central y África”.
Ésta es la realidad de Mediterrània ocho años después de su constitución, y esta es la causa de tan espectacular crecimiento: “Hay que actuar como una empresa privada con vocación altruista para obtener los ingresos necesarios para nuestra actividad“.
Entrevista realizada por Àngel Font