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Joaquín Araújo: ‘¿Seremos capaces de adaptarnos?’

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Joaquín Araújo es un conocido naturalista, periodista, escritor, director editorial y miembro de la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET). En su artículo de hoy (publicado originalmente en su blog del diario ‘El Mundo’) Araújo formula una pregunta que pone los pelos de punta: ¿seremos capaces de adaptarnos a un modelo de vida más austero para frenar el cambio climático? Desgraciadamente, Araújo, como nosotros, no lo ve nada claro (y por eso artículos como el suyo son tan necesarios).

‘¿Seremos capaces de adaptarnos?’

Hace ya casi seis meses supliqué en este mismo espacio que los responsables comenzaran a pedir moderación en todo lo relativo al gasto de agua. Solo desde hace un par de meses algunas gestoras del líquido elemento han comenzado, tímidamente, a lanzar propaganda en ese sentido. Tarde, muy tarde… entre otros motivos porque el calor ambiental está siendo el principal consumidor de lo que ya era escaso hace medio año. Por si eso fuera poco, nuestros calores también secan pantanos, fuentes y acuíferos por el sencillo hecho de que para refrescarnos usamos casi un tercio más de agua doméstica que si las temperaturas fueran algo menos sádicas. También el sector primario necesita gastar más agua. La sed de animales y plantas domesticados solo se sacia con más riegos y abrevadas.

Por si todo eso fuera poco también se ha incrementado, entre el siete y el diez por ciento, el gasto de electricidad. Como no hay suficientes reservas en los pantanos, ni viento, ni política energética mínimamente lúcida, ese plus de energía es producido principalmente quemando carbón, con lo que nos aseguramos que el calor siga aumentando y bebiéndose nuestro sudor, el de los árboles y el de las nubes.

Ni que decir tiene que nada nos garantiza una recuperación cercana de la humedad, nuestro más preciado tesoro. Poco, o nada, se rectifica por parte de los máximos responsables. Los que no lo son tanto parece que obedecen solo a su comodidad, que es, por cierto, la primera causa del cambio climático.

Se ha afirmado, y está casi demostrado, que salvo otro tipo de cambio global – una gran erupción, por ejemplo – de momento inesperado, todo va a cambiar, muy a peor, si el mundo alcanza una temperatura media dos grados por encima de la que teníamos hace unos treinta/cuarenta años.

Pues bien la única forma de frenar al bochorno y la sequía, es adaptarnos cuanto antes a una vida mucho más austera de la que actualmente es norma.

Nada fácil desde el momento en que nuestra civilización, es decir nuestro modelo cultural, económico, político y científico se basa en la acumulación y el derroche, en la prisa y el mínimo esfuerzo. Todo eso depende del enorme gasto de energía que provoca la escasez de lo esencial, como el agua, y el exceso de lo más innecesario, ahora mismo, como es el calor.

Auguran los más entendidos que ahí reside el gran peligro: en que ya no nos queda tiempo para adaptarnos a unos cambios que se abalanzan a toda velocidad sobre los insaciables.

GRACIAS Y, CON TODO, QUE LA VIDA OS ATALANTE SIN OLVIDAR, CLARO, QUE EL CLIMA ES LA VIDA DE LA VIDA.

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Joaquín Araújo

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