Albert Uderzo, co creador de las aventuras de Astérix y Obélix, ha decidido querellarse contra su hija y su yerno, acusándolos de «violencias psicológicas». Uderzo y Sylvie están enfrentados desde hace años, cuando la hija comenzó a reprocharle que hubiera «vendido» las legendarias historias a una gran empresa industrial.
Las historias de Astérix y Obélix fueron una creación original de René Goscinny y Albert Uderzo. A la muerte del primero, el negocio de los derechos mundiales de la legendaria pareja de «galos» imaginarios era demasiado importante para «enterrar» el filón. Y Albert Uderzo continuó en solitario las aventuras. La crítica subrayó unos cambios significativos, no siempre para bien. Pero el gran público siguió siendo fiel.
Por aquellos años, Sylvie Uderzo pidió a su padre que «abandonase» el proyecto creado a dúo con René Goscinny. Las aventuras de Astérix y Obélix se habían convertido en un negocio mundial demasiado importante para «cerrarlo», privando a su editor de millonarios ingresos. Uderzo continuó controlando buena parte de los derechos. Pero, realmente, las historias de Astérix y Obélix se habían convertido en una industria que los editores no deseaban abandonar, de ninguna manera.
Hace meses, los editores de Astérix y Obélix decidieron continuar la serie recurriendo a otros creadores, otro guionista y otro dibujante. Uderzo aceptó la oferta comercial. Y el último álbum de la serie es la obra de nuevos creadores.
La validez cultural, estética y creativa
Sylvie Uderzo y su esposo, Bernard de Choisy, han seguido contestando la validez cultural, estética y creativa de Albert Uderzo. Para ellos, Astérix y Obélix fueron una creación original de la pareja Goscinny/Uderzo. Muerto el primero, la serie perdió una parte esencial de su razón de ser.
Jubilado Uderzo, su hija y su yerno estiman que hay algo de «inmoral» en el terreno puramente creativo, dejando que las historias se transformen en «mero negocio». Ante tales acusaciones, Albert Uderzo se considera víctima de «violencia psicológica». Y ha decidido querellarse contra su propia hija.
Quizá no se trate de la batalla más gloriosa del viejo Obélix, descarriado en el inquietante océano de las tormentas comerciales.
informa: www.abc.es