La semana pasada salió a la venta en Argentina el libro ‘Cortázar en Solentiname’, de la editorial Casa Grande. Se trata de una obra muy especial para la Red Internacional de Escritores por la Tierra, ya que varios de nuestros miembros han participado de alguna manera (directa o indirectamente) en ella. Además, en Solentiname realizamos nuestro primer Encuentro de Escritores y allí se gestó el Manifiesto de Solentiname, que recoge la razón de ser de la RIET. El libro cuenta con la colaboración de nuestros estimados Modesto López, Claribel Alegría, Ernesto Cardenal o Sergio Ramírez. Nombres muy ligados a Solentiname y a Cortázar, personas todas ellas cuyo testimonio sobre aquella visita es tan interesante como el hecho en sí mismo. A continuación, os dejamos con la sinopsis que Jorge Boccanera (que también ha colaborado en el documento) ha hecho sobre ‘Cortázar en Solentiname’:
En 1976, Julio Cortázar está dando una serie de conferencias en Costa Rica, cuando los escritores Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez, exiliados del somocismo, lo convocan a un viaje clandestino al archipiélago de Solentiname, ubicado en el Gran Lago de Nicaragua. Y aunque no se trata del primer viaje que realiza Cortázar hacia la América latina profunda -ya había recorrido de joven numerosas provincias argentinas, y en viajes posteriores países de la región como Ecuador, Cuba, Perú y Chile- podría considerarse el de Solentiname, símbolo de un tránsito en el que pudo constatar con sus propios ojos esa realidad que lo llevó a sostener, alejado de cualquier ortodoxia, la necesidad de un socialismo de rostro humano como contracara de las dictaduras del continente.
‘Cortázar en Solentiname’ brinda, en una secuencia de relatos, testimonios, diálogos, recuerdos, cartas, anecdotario y comentarios, un itinerario -Nicaragua- y además el retrato de un intelectual de convicciones firmes armado desde voces diferentes. Un Cortázar dialogando con sus pares latinoamericanos, pero ante todo con la gente de la calle y los jóvenes que por esos años unían en un solo haz la escritura y la militancia.
Ese es precisamente su legado; una invitación a la imaginación y a la libertad; a crear sin las anteojeras del dogmatismo y a luchar por lo que él llamaba, “una dignidad compartida”.