Noche de luna en cuarto menguante o creciente, no es determinante para lo que va a suceder en la ciudad.
Se escuchó una melodía capaz de encantar a todo el que tuviera la fortuna de disfrutarla. En ese instante iba caminando Armando Navarro, un ser que vivía solo, triste y amargado; siempre pelando con todos. Desvió su camino para seguir la sublime melodía, cuando de repente sintió un frío que le helaba las venas, se paralizó del miedo al ver algo que no podía creer.
Era una niebla espesa, oscura con silueta de mujer y de pantera. Una figura extraña…inspiraba temor y eso que él no había experimentado el miedo…hasta el momento cuando la niebla le habló:
— Armando te estaba esperando, tardaste mucho en oír mi llamado.
— ¿Quién o qué eres? ¿Por qué me esperabas a mí?
— Me alimento de almas solitarias, tristes y deprimidas. Soy etérea y tu alma es muy apetecible.
— ¡No quiero morir! por favor dime: ¿qué puedo hacer? replica Armando en tono de súplica.
— No puedes hacer nada, tuviste una vida para cambiar y te negaste. No te preocupes nadie te extrañará.
Relato publicado en https://palabrassuenosehistorias.blogspot.com de Dayana Rada, de la RIED