Juzbado está situado a poco más de 20 km al oeste de la ciudad de Salamanca. Pueblo ribereño, ubicado sobre un promontorio granítico que le permite asomarse desde lo alto a la vega del río Tormes. Un hermoso entorno natural sobre el que asentar, como el pueblo sobre las peñas, el modelo de desarrollo para afrontar el porvenir. El reto consiste en valorizar esa esencia natural, otorgándole categoría y envolviéndola de propuestas que la iluminen. Y esa es la base del proyecto ‘Juzbado, libro abierto’, que pusieron en marcha hace unos años de manera conjunta el Ayuntamiento de Juzbado y la Fundación Tormes EB.
El punto de partida fundamental es crear un modelo de desarrollo bien asentado, factible, sostenible y, si es posible, audaz. El de Juzbado pasa, en primer lugar, por mirar a medio y largo plazo; no buscar operaciones efectistas, sino ir asentando bases para que cada propuesta concreta del proyecto, cada paso, forme parte del mismo camino.
El lema ‘Juzbado, libro abierto’ alude al paisaje, abierto en toda su amplitud a la contemplación y, un paso más allá, a las múltiples lecturas que ofrece el descubrimiento de su conformación geológica, la flora y fauna de ribera, la observación de aves, los niveles cromáticos que se difuminan en la distancia, el dibujo de las cumbres del sur e incluso de la Catedral de Salamanca en el horizonte… La idea es integrar bajo el mismo lema estos valores naturales con la segunda pata de la mesa, la cultura, desde la convicción profunda de que no hay recurso comparable para la calidad de vida y, a largo plazo, también para la igualdad de oportunidades. El tercer apoyo de la propuesta es el deporte, un valor seguro para el ocio sano, la salud y, de nuevo, la calidad de vida.
Todo esto se traduce en la recuperación de caminos históricos y sendas ecoculturales, la celebración de la Ecomarcha en bici, la participación de vecinos y voluntarios en actividades de la recuperación de espacios degradados y la creación de nuevos lugares para uso común, la señalización de caminos, proyectos artísticos como ‘Arte en las papeleras’, la creación de un jardín zen en una plaza del pueblo, la serie de arte contemporáneo rural ‘Árboles de hierro’, y un larguísimo etcétera. Y lo mejor de todo es que todavía quedan muchas cosas por venir.
¿Por qué le otorgamos el Reconocimiento Defensa del Patrimonio Natural? Por la creación de un innovador modelo de vida en el municipio en el que confluyen la protección del medio ambiente, el arte y el deporte, por la integración de los valores naturales y culturales para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, y por apostar por un modelo de desarrollo sostenible, inteligente y realista.