En estos tiempos en los que la distancia entre los ciudadanos y la clase política es más grande que nunca es cuando más debemos recordar que existen otras formas de hacer política, como la que ejercía el añorado José Antonio Labordeta (1935-2010). Nos referimos a la política que tiene como objetivo principal promover los valores de libertad, igualdad y pluralismo ideológico, principios todos ellos que este inolvidable aragonés defendió a lo largo de su trayectoria vital.
Labordeta fue un hombre polifacético. Sigue siendo uno de los cantautores más representativos de la canción de autor española (editó más de 15 discos a lo largo de tres décadas), pero no podemos olvidar su faceta como escritor (publicó más de 25 libros y cultivó diversos géneros), profesor y presentador (el programa ‘Un país en la mochila’ se ha convertido en un mito de la televisión española y sitúa a Labordeta como un referente en la defensa del patrimonio natural). Como político, fue diputado por la Chunta Aragonesista tanto en las Cortes de Aragón como en el Congreso de los Diputados. Pero más allá de los cargos, su figura sigue siendo recordada porque mantuvo siempre una postura combativa en defensa de sus ideales (fue uno de los máximos exponentes del ‘No a la guerra’ y del rechazo al Trasvase del Ebro).
Labordeta es recordado como un político querido y respetado, que apostó por las libertades, la democracia y la igualdad en una sociedad conservadora. Fue idealista y poco disciplinado ante los aparatos de los partidos, siempre defendió a los oprimidos y a los más desfavorecidos, y durante toda su carrera luchó por la libertad, la solidaridad y la búsqueda de la utopía.
Se le otorga un Premi Ones (Reconocimiento Mare Terra) a título póstumo por haber demostrado que la política puede ejercerse con integridad y priorizando las necesidades reales de las personas, por su compromiso inagotable con la libertad y la justicia, por divulgar la riqueza de nuestro medio natural y rural, y porque recordar su figura en estos tiempos tan convulsos es más necesario que nunca.