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Para mi madre

madre
Resonaban los silencios en la estancia
la cortina parecía una bandera blanca
mientras miraba tus manos delgadas
correr por el teclado como mariposas
te sentías dichosa, volabas madre.
De aquel vago recuerdo olvidé la música
pero recuerdo tu expresión embelezada.
Para ti pasar tardes así, era la vida misma.
A veces algo distraía mi mirada
a mi edad la magia estaba en tantas
cosas, una hoja se desprende de un
árbol y en ese preciso instante de
uno de los balcones se posa un gorrión.
Miraba pasar las nubes y de mis
piernas delgadas se caían los calcetines
mis cabellos dorados se desordenaban
tratando de subir mis calcetines rebeldes.
Acaso urgida por vital salud de niña,
me olvidé de las muñecas y los ositos
de peluche y ahora asisto a un pulso
encadenado y frágil aquel que de tu mano
Madre volando sobre las teclas asombraste
Mi tímida niñez y las nanas que me aletargaron
Cuando las baldosas frescas del verano
Me regalaron siestas con música de fondo.
Siempre rogaba en mi interior: Por favor
que sea Malher, que sea tan sólo el y has
Diosito que sea el adagetto y las cortinas
Se mecían en dulce onduladura y las ondas
Blancas y perfumadas de lavanda, mecían
Mis sueño inocente y tú madre adorada
no pudiste  adivinar que tu niña un día
partiría para nunca retornar.
Que sea Malher por favor, que sea Malher

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