Frei Betto es un conocido escritor, fraile dominicano, teólogo de la liberación y miembro del Comité Honorífico de la Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET). También fue el gran protagonista del VII Encuentro de Escritores por la Tierra, celebrado el pasado mes de abril en Heredia (Costa Rica). Su último artículo trata sobre la experiencia que vivió durante la celebración del Festival de Literatura de Mantua. Y lo cierto es que al leerlo uno se arrepiente de no haber podido estar allí con él…
‘Literatura en Mantua’
Mantua es la ciudad italiana en la que nació el poeta Virgilio, en el año 79 a.C. Eso ya justificaría el hecho de ser considerada la capital italiana de la cultura. En ella ambientó Verdi su ópera Rigoletto inspirada en un cuento de Víctor Hugo.
Hace veinte años que Mantua promueve, anualmente, un Festival de Literatura, al cual fui invitado por primera vez en el año 2012, cuando compartí la mesa, sobre literatura latinoamericana, con Eduardo Galeano.
Este año la ciudad-isla, rodeada por cuatro lagos formados por las aguas del río Mincio, casi duplica su población de 60 mil habitantes entre los días 7 y 11 de setiembre. Todos parecen interesarse por oír a escritores y artistas llegados de innumerables países de los cinco continentes.
El tema del 2016 es medio ambiente y migración. Sólo en la primera semana de setiembre llegaron a Italia, por las aguas del Mediterráneo, tres mil refugiados. Muchos huyen de conflictos armados, mientras que otros han sido expulsados de sus tierras por la degradación ambiental que transforma los bosques en desiertos.
Los debates con los escritores se dan simultáneamente en varios puntos de la ciudad durante doce horas, desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche. En general cada interesado paga 6 euros. Y además hay diversas actividades literarias gratuitas, sumadas a la proyección de películas, exposiciones de pintura, presentaciones musicales y hasta un curioso desfile de moda titulado Biblioteca Elegante.
Mi intervención tuvo lugar en la mañana del jueves 8 de setiembre. La moderadora de la mesa era Rosa Miriam Elizalde Zorrilla, ¡una vaticanista cubana! No me sorprendió y bromeé con el público diciendo: “Considerando que en pocos años Cuba mereció cuatro visitas papales, anualmente es más fácil encontrar al papa en La Habana que en Roma”.
Reflexioné sobre los documentos del papa Francisco, como la encíclica Laudato Si (El cuidado de nuestra casa común), que trata de la relación entre devastación ambiental y pobreza. El pontífice subraya que son los pobres las mayores víctimas de una equivocada concepción de desarrollo, que compromete la sustentabilidad del planeta y, en su voracidad de acumulación de ganancias, causa daños profundos a la madre Tierra.
La víspera asistí a un interesante debate entre Domenico de Masi (con las maletas listas para regresar al Brasil) y Christiane Taubira. Nombrada Ministra de Cultura de Francia por Francois Hollande en el 2012, ella consiguió la aprobación de la ley que reconoce los matrimonios homosexuales, pero renunció en enero de este año, cuando el presidente francés introdujo en la reforma antiterrorista la revocación de la ciudadanía de todos los condenados por terrorismo.
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Frei Betto