Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET)

Únete a Nosotros - Adhesiones!

General


La RIET ha realizado 7 encuentros en diferentes países y ya somos más de 800 miembros en todo el mundo. ¡Únete a nosotros!

Decí por Dios…

•”Decí por Dios qué me has dao, que estoy tan cambiao,
no sé más quién soy…”

aldarulls

A los puertos del Río de la Plata, en las primeras décadas del siglo XX llegaba hombres de todo tipo, emigrantes (como mi abuelo), en busca de paz, trabajo y un futuro de prosperidad para sus familias. No todos encontraban con facilidad su lugar en el mundo y con el tiempo algunos se convertían en “malevos”, pendencieros, provocadores, o en el mejor de los casos, convertidos en figuras de tangos y sainetes.

Gentes de mal vivir los hubo y los habrá, desde Calígula hasta los desalmados de hoy, sin padre, ni madre ni perro que les ladre, que detrás de una máscara destrozan lo que encuentran a su paso. Sin duda el “sistema sociopolítico” que tenemos hace aguas por todos lados, pero el camino de la violencia no es el más indicado para cambiarlo.
Sano es intentar ver más allá del suceso, de la noticia puntual, quiénes están detrás, cuáles son los fines que persiguen. ¿Hay una corriente global de reacción antisistema?, Hong Kong, Ecuador, Chile, Cataluña, etc., son casos aislados, o hay vasos comunicantes entre ellos. Leer más →

Por quién doblan las campanas

ateneo falangeDoblan las campanas de la absurdez con atronador sonido en estos tiempos de comicios electorales, procesos catalanes inconclusos y fascismos trasnochados de barbas conquistadoras. Leer más →

La felicidad

escalera

¿Qué es la vida? La de las personas, la soledad de ser los únicos seres vivos que sabemos que moriremos. Pero, justamente por eso, también somos dueños de nuestro tiempo, los únicos que podemos gestionarlo. El cómo lo gestionemos ya depende de cómo nos veamos a nosotros mismos, de nuestra fortaleza o nuestra debilidad, de nuestros complejos y de nuestros miedos o de nuestras alegrías. Leer más →

Crepúsculo

cloud-143152_960_720
Un mar de pensamientos arrasada mis espacios,
sumida ante la duda el crepúsculo asoma
y laten soledades, palpitan se retuercen
llevando en su caída retazos de ilusiones.

 

Coloco una mordaza para frenar mi grito
y me pinto una mascara que dibuja sonrisas.
Arriba la tormenta destruye nuestros sueños
y no encuentro la forma para para inyectarle vida.
Borraste de esta historia los momentos vividos,
¡ te encuentras tan distante y las días son largos!.
Los relojes detienen tu memoria y la mía.
El verano me vista con con un gris de cansancio.
Tu rostro en mi memoria, el sol hecho pedazos,
imagenes que danzan, burlonas y sonrientes.
Lentamente preparo algo de mi equipaje
y me marcho en silencio entregada a mi suerte.

 

La poetisa y miembro de la RIET Lydia Raquel Pistagnesi ha publicado este poema en su página web.

Para mi madre

madre
Resonaban los silencios en la estancia
la cortina parecía una bandera blanca
mientras miraba tus manos delgadas
correr por el teclado como mariposas
te sentías dichosa, volabas madre.
De aquel vago recuerdo olvidé la música
pero recuerdo tu expresión embelezada.
Para ti pasar tardes así, era la vida misma.
A veces algo distraía mi mirada
a mi edad la magia estaba en tantas
cosas, una hoja se desprende de un
árbol y en ese preciso instante de
uno de los balcones se posa un gorrión.
Miraba pasar las nubes y de mis
piernas delgadas se caían los calcetines
mis cabellos dorados se desordenaban
tratando de subir mis calcetines rebeldes.
Acaso urgida por vital salud de niña,
me olvidé de las muñecas y los ositos
de peluche y ahora asisto a un pulso
encadenado y frágil aquel que de tu mano
Madre volando sobre las teclas asombraste
Mi tímida niñez y las nanas que me aletargaron
Cuando las baldosas frescas del verano
Me regalaron siestas con música de fondo.
Siempre rogaba en mi interior: Por favor
que sea Malher, que sea tan sólo el y has
Diosito que sea el adagetto y las cortinas
Se mecían en dulce onduladura y las ondas
Blancas y perfumadas de lavanda, mecían
Mis sueño inocente y tú madre adorada
no pudiste  adivinar que tu niña un día
partiría para nunca retornar.
Que sea Malher por favor, que sea Malher