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Siempre se ha podido

barri
Pocos saben que el barrio de la Albada de Tarragona es la demostración palpable que sí, que se puede, desde muchos años antes de que el partido lila proclamara ese lema. En estos últimos días, he descubierto que incluso muchos políticos locales desconocen la historia de la Albada. Casualidades de la vida, mi gran amigo y colaborador Ángel Moreno –el “Angelillo”-es el pregonero de las fiestas del barrio, así que aprovecho este guiño del azar para reivindicar la lucha vecinal que lo hizo posible.

Situémonos casi 40 años atrás. Los hijos que habían crecido en barrio de Riuclar –aquellos barrios sociales surgidos en pleno franquismo- no querían abandonar su entorno, pero aspiraban a mejores condiciones de vida y más dignas.

Este es el embrión de un proyecto apasionante que la Asociación de Vecinos, que por aquel entonces yo presidía coordinó y batalló hasta conseguir un barrio nuevo.

Era todo un proyecto social en régimen cooperativista, hecho a gusto de los vecinos, con amplias zonas verdes, con casas bonitas y un espacio hecho casi a medida para las familias. Incluso la rambla la pintamos de rojo para que fuera vistosa y transmitiera fuerza y energía.

Cargado de aspiraciones y con los avales de 130 vecinos interesados en comprar allí sus casas, visité personalmente promotores y constructores del cinturón rojo de Barcelona y ladrillo a ladrillo, ilusión a ilusión y trabajo a trabajo, alzamos el nuevo barrio. Y demostramos que se podía, pese al escaso apoyo del alcalde, Joan Miquel Nadal e incluso de algunos vecinos, que lo llamaron durante un tiempo la Floresta 2.

Mediterrània también nació en Riuclar como una vocalía de Medio Ambiente de la federación vecinal. El nombre de Albada se escogió en las oficinas de Mediterrània por votación y no significa amanecer, como muchos piensan equivocadamente por analogía con alba, sino que la albada es una planta mediterránea muy típica en Tarragona. También el escudo del barrio lo diseñamos en la sede de Mediterrània.

Muchos desconocen que la glorieta de la plaza Catalunya está inspirada en unas que fuimos a visitar a Navarra ni que la apisonadora antigua, instalada como decoración urbana, la trajimos desde Salou, donde la había abandonado una constructora, con el apoyo del concejal responsable de las brigadas municipales, Manuel del Amo.

Los vecinos la pintamos de amarillo para protegerla y embellecerla. Muy cerca, también luce un arado antiguo procedente de una casa vieja que derribaron y que es una donación mía para personalizar este espacio urbano.

Otra curiosidad que merece la pena explicar es que muchos de los árboles de Riuclar los plantamos los vecinos y llevan el nombre de los que entonces eran niños y hoy día, tienen sus propios hijos.

Es la historia de un barrio que, si no se cuenta, se perderá. Esto también es memoria histórica local que merece saberse. Si se olvida que sí se puede, llegará un mal día que no se podrá.

Ángel Juárez Almendros es presidente de Mare Terra Fundació Mediterrània, de la Coordinadora d’Entitats de Tarragona y de la Red de Escritores por la Tierra.

Editan poemas inéditos del intelectual Rovira i Virgili

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Publicado un nuevo libro con poemas inéditos del político, periodista, escritor, poeta e intelectual tarraconense Antoni Rovira i Virgili, ‘La collita tardana’, con el apoyo de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y de la Diputación de Tarragona.

La edición del volumen (Obrador Edèndum, 2019) ha ido a cargo de Elena de la Cruz Vergari, doctora europea en Filología Románica. Se trata de una antología de poemas inéditos del periodista y político tarraconense (Tarragona 1882 – Perpiñán 1949), escritos en los últimos años de su vida en la Cataluña Norte, donde se exilió en 1939 a resultas de la Guerra Civil española.
El volumen recoge unas 150 poesías de aire clásico, popular o épico, muchas de las cuales dedicadas a los paisajes de su infancia (Reus, Valls, el Vendrell …) y también a los de su vejez (Perpiñán, Ceret, Prades …). Otras obras, más íntimos, indagan sobre la naturaleza, el amor o la vida y es clave para conocer la figura de Rovira i Virgili de una manera más íntima y directa.

Al mismo tiempo, sus poemas ofrecen “un testigo de los paisajes físicos y psíquicos que configuran los últimos años de un intelectual exiliado que suspiraba y trabajaba incansablemente por la restitución de las libertades”, según De la Cruz. La publicación de este libro se produce dos años después de la aparición de otro volumen dedicado al autor, ‘La cosecha tardía’, que también contó con el apoyo de la Diputación de Tarragona y de la URV.

Clamor en contra de los plásticos en el mar

Ya hace 28 años seguidos que Mare Terra Fundació Mediterrània convoca una jornada anual de sensibilización para mantener la playa limpia. Os invitamos a ver la acción de este año, en la que no han faltado incluso sirenas

Síntomas, síndromes, complejos

planetSíntomas, síndromes, complejos…fácil diagnóstico tiene la sociedad actual: conformismo crónico. Tener o retener lo que se merece no sólo depende de la intencionalidad, también de la nacionalidad. Factores externos que confluyan en favorecer los propósitos, minan la línea de accesibilidad por conseguir el mito de la meta. Fatigados de abrupta corrupción, bocas secas por entablar cantinelas de bar llenas de queja, pérdidas de apetito por no llevar a la boca ni muerdo ni bocado, insomnio por no saber ya contar ovejas que puedan llegar a saltar del desahucio o logren balar el próximo alquiler, alergia al intruso y al uso político…estos, entre otros, son unos de los síntomas que a día de hoy padece sufrir la gran “empeoría” de la población.

Médicos infiltrados, que envenenados inyectan suero ilógico a estos síntomas, mantienen aún sus impolutas e imputables batas operando a rostro abierto, y sin alma, la dolosa, dañina y deforme enfermedad de la desesperación. Impotencia y pesimismo, junto con el ya diagnosticado y crónico conformismo, nada más pueden “derribar” a un estado de la vida al que llaman muerte. Esta suerte es todavía remediable, siempre y cuando, saquemos de en medio los medios que tienen como remedio los médicos que nos tratan…de engañar. No se muere únicamente dejando de latir, también desfalleciendo por intentar abrir los ojos y seguir viendo como no podemos mover nuestra utilidad. Parece también que sigamos haciéndonos los suecos ante nuestro problema capital y suframos como el amor de la rana, en silencio, el síndrome de Estocolmo. Seguimos dando muestras de cariño a nuestros carceleros. ¿Alguien lo entiende?
Entre Peter Pan con su síndrome de falta de madurez, y Alicia en el país de las maravillas en el que sólo veía alegría y en pequeño, parece que vivamos sin ¡vivas! dentro de una película de desdibujados ánimos. Cuando se acaben las palomitas y empecemos a vernos envejecidos de aburrimiento y hambre, será cuando daremos el salto a la gran pantalla protagonizando sin play ni backs la revolución de las masas. Es más fácil la solución que el complejo que afrontamos ante el problema.
Inconformismo en pastillas, jarabe de lucha y supositorios de nitroglicerina a los que nos dan por…perdidos.

Por Oscar Molero, miembro de la RIET

Ahora sí, “Nosotros, los pueblos”

multitudHa llegado el momento de, con gran apremio, implicarse en la gobernanza a escala local y mundial para hacer frente a los procesos irreversibles que constituyen una grave amenaza para la calidad de vida sobre la Tierra.

Hace años que la UNESCO, el Club de Roma, la Academia de Ciencias de los Estados Unidos, el panel de científicos de las Naciones Unidas, han venido alertando primero y alarmando después sobre la necesidad de controlar los efectos perniciosos sobre el medioambiente –tierra, mar y aire- de emisiones de gases “con efecto invernadero” eliminados en la combustión de carburantes fósiles, especialmente utilizados en actividades industriales, transporte, refrigeración, etc.

Resultaba imprescindible, para que todos estos llamamientos no fueran desoídos y se adoptaran las medidas adecuadas, el rápido y eficaz funcionamiento del multilateralismo democrático, a través de unas Naciones Unidas dotadas de los recursos personales, de defensa, técnicos y financieros necesarios para poder actuar con la diligencia y urgencia debidas.

El neoliberalismo no sólo desoyó tantos requerimientos de las comunidades científica y académica sino que puso las riendas del destino común de la humanidad en las manos de muy pocos países (grupos plutocráticos G6, G7, G8, G20), dóciles a la voz de su amo, que decidían siempre en virtud de intereses económicos cortoplacistas, haciendo caso omiso de síntomas de deterioro tan patentes como el cambio climático o la fusión del casquete Polar Ártico.

En el otoño de año 2015, gracias en buena medida al Presidente Obama, se suscribieron los Acuerdos de París sobre Cambio Climático y las Naciones Unidas aprobaron la Agenda 2030, que contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible “para transformar el mundo”.

El periodo de esperanza fue muy breve: el Presidente Donald Trump, siguiendo las pautas de comportamiento de sus antecesores del Partido Republicano, marginó totalmente a las Naciones Unidas y declaró que no pondría en práctica los Objetivos de Desarrollo Sostenible ni los relativos al cambio climático.

Y silencio. Silencio de la Unión Europea que todavía era vista por algunos como referente de unos valores universales que debían prevalecer.

Silencio de los grandes consorcios globales, guardianes celosos de los medios de comunicación e información.

Y silencio, el más incomprensible, de las comunidades académica, científica, artística, literaria,… intelectual, en suma.

Todos distraídos, todos mirando hacia otro lado cuando lo que deberían hacer era tener en cuenta a las generaciones que llegan a un paso de las nuestras y decirle al señor Trump que no se puede atentar impunemente contra la humanidad.

El Presidente norteamericano pidió más dinero para la defensa y todos los países silenciosos fueron, además, sumisos y corrieron a decirle incrementarían sus inversiones en gastos militares y armas. Por lo visto, más de 4000 millones de dólares al día no son suficientes para la defensa territorial… cuando en las mismas 24 horas mueren de hambre y extrema pobreza miles de personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad.

Ha llegado el momento de tener muy presente cuanto antecede y levantar la voz, ahora que ya, por primera vez en la historia, “los pueblos” pueden expresarse libremente.

Debemos recordar a Stephane Hessel cuando nos recomendaba indignarnos e implicarnos y a José Luis Sampedro cuando advertía a la juventud de que era necesario “cambiar de rumbo y nave”.

Es imperativo proceder sin demora a establecer un nuevo concepto de seguridad, de tal modo que estas ingentes cantidades no se destinen sólo a ejércitos y armas para defensa de los territorios, sino para disponer de unos excelentes sistemas de prevención y acción con los que hacer frente, por ejemplo, a los incendios que calcinan, en la propia Norteamérica, miles de hectáreas, sin que se hayan adoptado durante todo el año las medidas de cuidado de los bosques que son imprescindibles y no se disponga de la tecnología terrestre y aérea adecuada para una actuación eficaz. Lo mismo sucede con otras catástrofes como las inundaciones, los terremotos, los tsunamis… En una palabra, estamos preparados y tenemos en los cuarteles a miles de soldados para abordar los conflictos bélicos pero no los naturales, para asegurar la pertenencia de terrenos pero no el bienestar de quienes viven en ellos.

Una vez más, si se diera a las Naciones Unidas la posibilidad de actuar como corresponde, se aseguraría a todos los seres humanos, iguales en dignidad, las cinco prioridades del Sistema: alimentación, agua potable, servicios de salud de calidad, cuidado del medioambiente y educación.

Insisto: es necesario establecer un nuevo concepto de seguridad para hacer frente a las amenazas globales. Frente a problemas que afectan a la humanidad en su conjunto, reacción de ciudadanos del mundo. En efecto, tenemos que reconocer que, cuantitativamente, la mayor parte de los países son irrelevantes. Frente a la India o China, cada una de ellas con más de 1000 millones de habitantes, la mayor parte de las naciones del mundo carecen, en un análisis sereno, de peso. Pero, pueden ser cualitativamente extraordinariamente influyentes, si demuestran con sus acciones, con sus proyectos, su visión del futuro, etc. que pueden reconducir las actuales tendencias en el mundo y entrar con plena esperanza en la nueva era.

Ha llegado el momento de oír la voz de “Nosotros, los pueblos”, especialmente de las mujeres y jóvenes, que hoy adquieren, en total pie de igualdad, responsabilidades que hasta ahora les estaban vedadas.

Con profunda preocupación por el silencio de unos y por las declaraciones de otros (como la de los responsables de las grandes multinacionales de la tecnología de la comunicación) pienso que es el momento, sin demora alguna, de promover grandes clamores mundiales de los “pueblos”, tan prematura como lúcidamente citados en la primera frase de la Carta de las Naciones Unidas en 1945, pero que son en estos momentos la única esperanza.

En el extenso currículum del miembro de la RIET Federico Mayor Zaragoza destacamos sus facetas de poeta, político, expresidente de la UNESCO, científico, co-presidente del Grupo de Alto Nivel para la Alianza de Civilizaciones o miembro fundador de Foro Mundial de la Sociedad Civil UBUNTU. El artículo Ahora sí, “Nosotros los pueblos” ha sido publicado previamente por el autor en su blog.