Esta semana hemos recibido dos noticias que como Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET) nos alegran profundamente: el desbloqueo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y el reconocimiento oficial del Estado Palestino. Estamos muy satisfechos por ambas cuestiones. Sin embargo, no podemos olvidar que en el mundo siguen pasando muchas cosas que nos entristecen, como por ejemplo, la matanza en la escuela de Pakistán que ha conmocionado al mundo. Antonio Rubio, biólogo, profesor y miembro de la RIET, ha escrito un poema (directo al estómago) sobre esta cuestión que hemos querido compartir con todos vosotros. Gracias por tu sensibilidad hacia el ser humano y por confiar en la fuerza de la palabra, Antonio.
‘Propongo’
No es de recibo que se nos muera un niño
si no es por esos disparates de la biología.
No se ajusta a derecho,
no puede sostenerse,
no hay excusa.
Decimos:
“Yo he montado un mercadillo solidario,
yo apadrino a una niña en Pakistán,
yo poco puedo hacer si no soy nadie,
yo los pienso, te juro que los pienso, y sufro lo infinito.”
Pero los niños se siguen muriendo.
Sobrevolando tu mercadillo solidario.
Encima de la carta sellada en Pakistán.
Muy por encima de ti, que no eres nadie.
Y sobre los cojines del sofá cuando los piensas.
Y no es por esos disparates e la biología.
Se mueren de puro hambre e intemperie.
Se mueren del todo y para siempre.
Aún no entienden lo que significa siempre
y ya se mueren.
No bastan las palabras.
Las buenas intenciones.
El corazón dispuesto.
Debemos revisar nuestras verdades.
Hemos creado, escrito y celebrado
la declaración universal de los derechos humanos.
La declaración universal de los derechos.
La declaración universal.
Una declaración.
¿Qué tal si comenzamos
―¿qué os parece?―
si comenzamos, digo, a plantearnos
hacer una declaración,
una declaración universal,
una declaración universal de los deberes,
una declaración universal de los deberes humanos?
Por supuesto, de obligado cumplimiento.
Antonio Rubio
