Mi amigo Alfredo no entiende por qué continúo siendo un fraile crítico del capitalismo y convencido de que la verdad y la palabra de Dios coinciden.
No le cabe en la cabeza mi opción de no formar una familia y haber ‘desperdiciado’ las oportunidades que la vida me ha ofrecido de conseguir éxito personal como laico.
A los 22 años fui asistente de dirección de José Celso Martínez Correa en el montaje de “El rey de la vela”, obra de teatro de Oswald de Andrade. Aprendí el oficio y estuve tentado de dedicarme en cuerpo y alma a la dirección teatral.
A los 23 trabajé como jefe de reporteros en el “Folha da Tarde”, en São Paulo. Y en el 2004 renuncié a la función de asesor especial de la Presidencia de la República.